Los medios de comunicación se empeñan en desanimar a los trabajadores y en argumentar que la huelga general convocada por los sindicatos para el próximo día 29 de septiembre no servirá para nada. Y la ministra de Economía, que forma parte de un gobierno que viene rectificando constantemente sus propuestas a medida que recibe presiones de los poderosos, asegura que «la huelga general no cambiará la política económica», lo que es una forma clara decir a la gente que no vale la pena apoyarla.
En mi opinión, la convocatoria de la huelga general está completamente justificada y hay multitud de razones para que los trabajadores y trabajadoras españolas, los que tienen empleo y los que están en paro o trabajan en sus casas, la apoyen activamente.
Señalaré las que me parece más importantes resumidas en diez puntos que, a su vez, contienen dentro algunas más.
1. La huelga es un derecho de los trabajadores y trabajadoras y su ejercicio ha sido siempre muy eficaz. Todas las grandes conquistas sociales, sin excepción, que hoy día caracterizan a las sociedades que consideramos más avanzadas y democráticas (la jornada máxima, el salario mínimo, el derecho a la seguridad social, el derecho al voto de las mujeres y su acceso sin discriminaciones a los mercados de trabajo, la abolición de la esclavitud y la prohibición del trabajo infantil, las normas de seguridad en el trabajo…) solo se pudieron conseguir después de movilizaciones, de luchas muy duras y de huelgas dolorosas. Los poderosos siempre dijeron lo mismo que ahora, que no servirían de nada, y por eso ahora tampoco debemos dejarnos engañar y apoyar la huelga.
2. Los trabajadores, y no solo los banqueros y las patronales, tienen derecho también a presionar para defender sus intereses. Las huelgas, incluidas las generales, son un procedimiento legítimo para poder hacerlo. Prohibirlas, como ha propuesto el Partido Popular, o tratar de desactivarlas como hacen ahora con la del día 29, equivale a permitir que solo los más ricos y poderosos puedan presionar al resto de la sociedad y a los gobiernos, por cierto, haciendo casi siempre mucho más daño que el que pueda hacer una huelga de trabajadores. ¿Por qué no dicen nada la derecha y sus medios de comunicación cuando los bancos hacen huelgas de «préstamos caídos» y frenan el desarrollo de la actividad económica durante meses, cuando eluden al fisco actuando en paraísos fiscales, cuando las grandes empresas se llevan los capitales a otros países para no hacer frente aquí a sus obligaciones legales, o cuando los banqueros amenazan al Estado, como acaba de hacer el vicepresidente del BBVA al decir que no se pueden tomar medidas que no convengan a la banca? Para que el Presidente Rodríguez Zapatero no oiga solamente su voz y pueda cumplir las promesas que hizo al electorado es necesario presionarle acudiendo en masa a la huelga general.
3. Hay que decir «Basta ya» a la continuada pérdida de derechos laborales y sociales para no llegar a una situación insostenible. Como acaba de recordar el profesor Vicenç Navarro (ver Motivos para la huelga general) la situación de los trabajadores y trabajadoras españolas se deteriora sin cesar como consecuencia de las políticas gubernamentales. No para de disminuir la participación de los salarios en el total de las rentas, aumenta el stress y el malestar laboral, España es el único país de la OCDE donde los salarios han disminuido en los últimos quince años, los beneficios de las grandes empresas españolas aumentaron un 73% de 1999 a 2008 (el doble que las de la Unión Europea de los 15) mientras que los costes laborales solo subieron el 3,7% (la mitad que en la UE-15), España sigue a la cola en gasto social en relación con el PIB, lo que significa que sigue realizando menos esfuerzo para financiar los derechos y el bienestar de las clases trabajadoras. De 2007 a 2009 el número de pobres aumentó en España en un millón, mientras que el número de personas que tienen activos por valor de más de un millón de euros se elevó en un 12%. Las leyes de igualdad y de avance social del gobierno se quedan sin presupuesto mientras se ayuda a bancos y a grandes empresas y mientras que no se tiene valor para obtener recursos por vías que no sean la reducción del gasto social, que es lo que le piden los ricos que no necesitan esas leyes. Para poner fin a todo esto es preciso presionar y apoyar ahora la huelga general.
4. Es inmoral y totalmente rechazable que una crisis que han provocado los bancos, las grandes fortunas y los especuladores se financie ahora con recortes de derechos laborales, de pensiones, de gasto social e incluso bajando los impuestos que pagan los más ricos, renunciando a la más mínima justicia fiscal, sin darle prioridad a la lucha contra el fraude y con la vergüenza que supone que los banqueros y las grandes fortunas españolas prácticamente no paguen impuestos. Para que la crisis la paguen quienes la han provocado y no los trabajadores es por lo que hay que apoyar también la convocatoria del día 29.
5. Los gobiernos europeos, incluido el español que presidió la Unión Europea durante un semestre, se han dejado vencer por la presión de los bancos y la patronal y no han sido capaces de hacer nada para evitar las causas que dieron lugar a la crisis financiera. No han tomado ni una sola medida de las que prometieron, siguen existiendo el secreto bancario y los paraísos fiscales que dijeron que iban a eliminar, los bancos siguen especulando y poniendo en peligro la economía mundial con productos financieros arriesgados y completamente improductivos. Las únicas reformas financieras emprendidas por el gobierno español han estado dirigidas a disimular las pérdidas y la irresponsabilidad de los bancos privados, a facilitar que vuelvan a obtener beneficios, y a privatizar las cajas de ahorros, a eliminar su componente social y a permitir que los bancos privados terminen quedándose con el segmento de mercado que hasta ahora ocupan. Hasta el propio Felipe González acaba de reconocer que «nada sustancial ha cambiado en el comportamiento real de las entidades financieras, salvo para cortar créditos a la economía productiva». Porque no podemos permanecer callados frente a un gobierno que es valiente a la hora de tomar medidas contra los débiles y cobarde para poner firmes a los poderosos, es necesario presionarle y apoyar la huelga general.
6. Se está diciendo a la gente que se toman medidas que son para resolver la crisis cuando en realidad no tienen nada que ver con eso sino que van a agravar sus consecuencias. Lo que hace falta para resolverla es atacar sus causas, garantizar que vuelva a surgir el crédito a la actividad productiva, poner freno a los abusos y a la especulación bancaria, limitar el poder de las grandes empresas que provocan subidas abusivas de precios que son las que de verdad están haciendo que España pierda competitividad, y poner en marcha un nuevo modelo productivo que tiene que estar basado en más igualdad, en nuevas actividades económicas creadoras de riqueza y no orientadas a la especulación y en un mercado interno más potente. En lugar de eso se está aprovechando el temor de la gente a la crisis para aplicar medidas que solo están encaminadas a crear mejores condiciones para que las grandes empresas (que son las que menos empleos crean) obtengan más beneficios y más poder de negociación. Y se está engañando a la gente cuando le dicen que hay que disminuir las pensiones para hacer frente a la crisis porque para mantener las pensiones en buenas condiciones lo que se necesita es más justicia fiscal, salarios más elevados, más empleo y menos especulación bancaria, lo que se podría conseguir, como ocurre en otros países más avanzados, si se empieza poniendo límites al poder de los bancos y de las grandes empresas.
7. No es verdad que para crear más empleo y evitar el trabajo temporal tan abusivo de nuestra economía sea necesario reducir, como se hace con la reforma laboral aprobada, los derechos de los trabajadores. Mienten quienes dicen que esta reforma se ha hecho pensando en los parados porque hasta los mismos que la han promovido reconocen que no va a crear empleo. Nuestro alto nivel de paro no está provocado principalmente por problemas que tengan que ver con el mercado laboral. Sus causas tienen que ver sobre todo con el mercado de bienes y servicios, en donde no hay suficiente capacidad de gasto porque los salarios son demasiado bajos, con la falta de capital social por insuficiente inversión y gasto público, con el enorme poder de las grandes empresas, que les permite obtener altos beneficios sin necesid
ad de innovar, y con el fomento de actividades especulativas que se vienen abajo en cuanto empeora la coyuntura. El efecto de las reformas laborales recientes nunca ha sido el de traer más empleo sino salarios más bajos y peores condiciones de trabajo.
8. Tampoco es verdad que para hacer frente ahora a la deuda y a la situación económica creada por la crisis financiera sean necesarias políticas de austeridad, sino todo lo contrario. Hay que presionar a los gobiernos europeos y al español para que cambien de criterio y no den lugar a una prolongación de la crisis durante años. Lo más seguro es que la política de austeridad que se está imponiendo termine por crear a medio plazo más deuda (cuando se debilite el crecimiento y se aumente la prima de riesgo) que la que ocasionaría una política de estímulo bien financiada por el Banco Central Europeo que es lo que debería garantizarse en Europa (ver La política de austeridad del gobierno español puede generar más deuda que las de estímulo fiscal). España necesita un gobierno que no se deje llevar por la voluntad de los grandes intereses económicos y financieros y para ello hay que hacerle ver al de Rodríguez Zapatero que no puede gobernar de espalda a las promesas que hizo a su electorado y dando satisfacción nada más que a los mercados. Los trabajadores y las trabajadoras españolas, las pequeñas y medianas empresas, los autónomos, los pensionistas, los parados, los estudiantes… necesitan que quienes dirigen el Partido Socialista y su gobierno dejen de actuar al dictado de la banca y la patronal y la única manera de conseguirlo es participar masivamente en esta huelga general para llamarles la atención y para hacerles ver que si siguen trabajando para otros, pueden perder el apoyo de su electorado. La forma en que el gobierno socialista está afrontando la crisis le supone una pérdida constante de apoyo que le hará perder las elecciones. Por eso, quienes queremos evitar un gobierno de la derecha todavía más antisocial debemos apoyar la huelga general, y con mucha más razón los afiliados y votantes del Partido Socialista.
9. Hay que apoyar esta huelga porque la convocan los sindicatos y porque apoyar a los sindicatos ahora, justo cuando la derecha, la patronal y los poderes financieros quieren aprovechar la ocasión para quitárselos de en medio, es más necesario que nunca. No nos dejemos engañar: los países con mejores condiciones de vida son aquellos en donde los sindicatos son más fuertes y al contrario, donde son más débiles hay menos derechos laborales y menos bienestar social. Por eso la derecha trata siempre, como ahora, de desprestigiarlos y de acabar con su influencia. Es verdad que no podemos estar plenamente satisfechos del comportamiento de los sindicatos en los últimos años, pero esta convocatoria es precisamente una gran ocasión para hacerles ver el peligro que ha tenido su actitud acomodaticia de tanto tiempo, y para obligarles a que a partir de ahora adopten una práctica sindical diferente, más ligada a los trabajadores y menos pendiente de la comodidad y de los intereses de sus funcionarios.
10. Las medidas que está tomando el gobierno, y las que van a tomar en los próximos meses no solo amenazan a la economía sino también a los derechos sociales y personales y a la democracia. Cuando disminuyen los derechos laborales y los ingresos, cuando las personas se pasan toda la vida trabajando por unos pocos cientos de euros al mes, con stress, sin saber si al día siguiente tendrán empleo ni si tendrán una pensión suficiente cuando se jubilen, si habrá alguien que pueda cuidarles cuando sean dependientes… las personas dejan entonces de ser ciudadanos o ciudadanas para convertirse en esclavos, en seres que no piensan nada más que en sobrevivir y que, por tanto, tienden a desentenderse de todo. Y también porque es de ahí de donde nacen la intolerancia, la xenofobia, las dictaduras y los fascismos que hay que combatir y que estamos viendo crecer a nuestro alrededor hay que apoyar la huelga general.
Y además de todas estas, hay muchas más razones para apoyar la huelga general. En realidad hay millones de razones más. Tantas como trabajadoras y trabajadores hay en España. Porque apoyar la huelga significa que cada una de ellas o de ellos toma nota de lo que está pasando, que no se deja llevar por lo que le dicen día a día los que tienen los bolsillos llenos a su costa y que se pronuncia con independencia para no dejar que le sigan quitando lo que ha costado tanto conseguir. Y cada pronunciamiento en esas condiciones es un ejercicio de libertad y de responsabilidad que vale por sí mismo y que justifica el apoyo a la huelga del próximo día 29.