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Herencia universal: una propuesta que enreda y no soluciona mucho

Publicado en Público.es el 5 de mayo de 2023

Los grupos de trabajo de Sumar, la plataforma impulsada por la ministra de Trabajo Yolanda Díaz, han propuesto la posibilidad de implantar en España una llamada «herencia universal» de 20.000 euros que recibirían todas las personas al cumplir 18 años, lo que tendría un coste anual de unos 10.000 millones de euros que sería financiado con gravámenes sobre el patrimonio y la riqueza.

Los medios han señalado que se trata de una propuesta reciente de Thomas Piketty pero no es así. En realidad, la propuso Thomas Paine en 1795.

Este último consideraba que la tierra es «propiedad común de la raza humana» y que, por tanto, la mejora o renta que pudiera obtenerse al cultivarla no podía separarse de la tierra misma. Por tanto, cuando un propietario la obtiene, le debe una parte de ella a la comunidad. Paine propuso generar un fondo para repartir esa parte que es de todos, dando un capital de 15 libras a quienes cumplieran 21 años y una pensión de 10 libras por año hasta la muerte a todos los que cumplían 50 años.

Con esas cantidades estimaba Paine que se compensaba al conjunto de la población por la herencia universal no recibida al instaurarse el derecho a la propiedad de la tierra. Y por ello decía «no es caridad sino un derecho, no generosidad, sino justicia lo que estoy suplicando».

Después de Paine han sido muchas las propuestas del mismo tipo y no siempre, como quizá se pueda creer, por parte de intelectuales de izquierdas. En 1989, Julian Le Grand propuso una dotación de 10.000 libras financiadas con el impuesto de sucesiones. En 1999 Bruce Ackerman y Anne Alstott propusieron un montante de 80.000 dólares para todas las personas de 21 años con diploma de escuela secundaria y sin antecedentes penales, financiada por un impuesto sobre el patrimonio. En 2000, Gavin Kelly, del Instituto de Investigación de Políticas Públicas (IPPR) del Reino Unido, propuso una subvención a cada ciudadano al nacer que se invertiría en una cuenta de ahorros o en algún otro vehículo de ahorro, cuyos fondos acumulados podrían ser utilizados por el beneficiario al cumplir los 18 años.  Se implantó en 2003 pero se abolió en 2011. En 2015, Tony Atkinson proponía un capital de 5000 a 10 000 libras esterlinas para cada joven, financiado por un impuesto sobre los ingresos de capital de por vida. En 2018, el citado instituto británico volvía a realizar una propuesta parecida, aunque ahora basada en la creación de un fondo soberano. En las elecciones presidenciales de 2020 varios candidatos hicieron propuestas de este tipo en Estados Unidos y, ese mismo año, Thomas Piketty proponía en su libro Capital e ideología una dotación de 125.000 euros financiada con impuestos sobre el patrimonio a quienes cumplan 25 años.

En Inglaterra se desarrolla desde 1996 un movimiento que defiende una «herencia mínima básica de 10.000 libras para todos los ciudadanos británicos adultos jóvenes nacidos en el Reino Unido al cumplir los 25 años» financiada por el impuesto de sucesiones. Se contempla «como una gran idea meritocrática, comparable con la venta de casas de protección oficial de Thatcher, que redistribuirá la riqueza y empoderará a las personas», como «una política popular capitalista y meritocrática».

La propuesta de Sumar, por tanto, ni es novedosa (tiene más de dos siglos), ni radical (6,25 veces menos cuantiosa que la de Piketty), ni de izquierdas (la defienden también partidos claramente conservadores y procapitalistas).

La pregunta que hay que hacerse, sin embargo, es si la propuesta es útil, financiable y beneficiosa. Y es ahí donde yo creo que hay que tiene sus flancos más débiles.

Es evidente, sin ninguna duda, que una persona que disponga de un determinado capital cuando comienza su vida activa podrá ejercer sus derechos y tener más oportunidades que quien no lo tenga. La cuestión es si proporcionar una determinada suma de dinero a esa edad es la mejor manera de garantizar derechos, oportunidades y bienestar a lo largo de la vida para todas las personas.

La ventaja de disponer de un cierto capital al llegar a una determinada edad es que permite llevar a cabo una inversión cuantiosa que permita mejorar las condiciones de vida, salir de la pobreza, generar fuentes de ingresos… Puede considerarse que constituye un trampolín, una especie de plataforma para dar un salto aunque, como señalaré enseguida, tiene el inconveniente de que nada asegura de que este sea exitoso y benefactor a corto, medio o largo plazo

Una dotación de capital recibida como herencia universal también podría convertirse, si se desea, en una renta periódica. Aunque la dotación de 20.000 euros que propone Sumar equivaldría, como han señalado Jordi Arcarons y Daniel Raventós, a  «21 euros al mes en 80 años, 28 euros al mes en 60 años, 34 al mes en 50 años, 42 al mes en 40 años, 56 al mes en 30 años y de 83 al mes en 20 años».

Sin embargo, la llamada herencia universal tiene también diversos inconvenientes, en sí misma y en comparación con otras propuestas que persiguen objetivos semejantes.

En primer lugar, para que una herencia universal tenga los efectos de oportunidad y liberación deseados es preciso que quien la reciba la utilice con buen criterio. Es obvio que puede usarse inadecuadamente, para realizar inversiones arriesgadas o sencillamente irresponsables.

Este inconveniente ha llevado a que muchas de las últimas propuestas que se vienen realizando vinculen la percepción del capital a determinadas acciones. Un instituto de investigación alemán, por ejemplo, propuso el año pasado establecer una herencia de 20.000 euros a los 18 años, pero dirigida a invertir en formación, compra de vivienda o iniciar un negocio. Un principio que no sólo plantea problemas relativos al reconocimiento de la libertad de uso de los recursos, sino otros de control y seguimiento. Nada garantiza que una inversión inicial en esos conceptos termine siendo efectivamente coherente con ellos, útil o adecuada y beneficiosa.

Es cierto que otros instrumentos, como la Renta Básica Universal, también pueden llevar consigo lo que pueda considerarse un uso inadecuado de los recursos pero, en ese caso, se trataría de algo mucho más fácilmente remediable y que, en todo caso, pondría en riesgo menor cantidad de recursos comunes. Además de ser más fácilmente financiable, conllevar menos costes de administración, proporcionar mayor seguridad y responder más fielmente al principio de hacer común el disfrute de los recursos comunes.

En segundo lugar, es también obvio que la utilidad de una dotación en efectivo recibida como herencia universal depende de circunstancias que son completamente ajenas a la persona que la recibe, como la existencia de crisis o procesos inflacionarios que la descapitalicen. Sus efectos benéficos pueden desaparecer de un momento a otro y sin remedio.

En tercer lugar, hay cierto acuerdo en que una herencia universal sería tanto más efectiva cuanto más cuantiosa sea, es decir, cuanto mayor sea su capacidad para proporcionar un cambio en las condiciones de vida. Aunque esto, lógicamente, la hace más difícilmente financiable. ¿Permite realmente cambiar de vida un capital de 20.000 euros en la España actual, una cantidad, como he señalado, muy por debajo de la que propone Piketty, a quien se quiere hacer padre de la propuesta más reciente y avanzada? ¿Sería útil como medio de acceso a la vivienda si no hay oferta social o de precio asequible suficiente? ¿Es mejor y más justo dotar de capital a los jóvenes que financiar becas para garantizar su acceso a la educación? ¿Es más eficiente dar esa suma de capital a todas las personas tratando de que algunas emprendan negocios en lugar de disponer de bancos especializados en financiar ese tipo de emprendimiento?

Me temo que el efecto final que puede tener el establecimiento de una herencia universal como instrumento de lucha contra la desigualdad y generación de riqueza y bienestar es, por tanto, bastante indeterminado. Al menos, en comparación con otras alternativas. Sobre todo, si al mismo tiempo que se aplica no se están cambiando las condiciones de entorno, formación, cultura, movilidad, valores… en que se mueven quienes vayan a percibirla.

Como bien decía Paine, la idea de la herencia o dividendo universal parte de un principio de justicia indiscutible, pero eso no garantiza que pueda garantizarla o que sea el mejor instrumento para ello.

Finalmente, creo que hay dos objeciones que se pueden poner a esta nueva propuesta.

En primer lugar, que no se haya presentado con un plan de financiación claro y bien construido. La experiencia nos ha enseñado lo difícil que resulta abrir debates rigurosos y convincentes en torno a las propuestas de rentas garantizadas en cualquier caso. Se argumenta en su contra incluso cuando las formas de financiarlas estén perfecta y rigurosamente cuantificadas, como viene ocurriendo con la Renta Básica Universal. Mucho más difícil va a ser que se consiga la comprensión de la propuesta y su apoyo cuando este aspecto queda en el aire o se presenta con escaso realismo, como me temo que es el caso.

En segundo lugar, creo que este tipo de propuestas vienen a incidir en un triple defecto que, a mi juicio, tienen las políticas que vienen proponiendo las diferentes corrientes de la izquierda.

El primero, creer que se puede combatir la desigualdad mediante la re-distribución de los recursos, cuando lo imprescindible es modificar su distribución originaria.

El segundo, confiar en que es políticamente posible y económicamente suficiente para resolver la desigualdad el quitar dinero a los ricos para dárselo a los pobres.

El tercero, pensar que el bienestar y la vida digna de quienes menos tienen se consiguen simplemente dándoles más dinero para que se lo gasten en mercancías, cuando lo que se precisa es justamente lo contrario, construir espacios de desmercantilización y economía del común.

Hace un par de años, Thomas Piketty dijo en una entrevista a Le Monde que «la solución más sencilla para repartir la riqueza es la herencia para todos». Es posible que lleve razón, pero no suele ocurrir que las respuestas más simples y sencillas sean las más eficaces para resolver problemas complejos.

15 comentarios

José Candela Ochotorena 8 de mayo de 2023 at 17:40

Estimado Juan
Creo que Piketty estaba en la onda de Payne al plantear su propuesta; pensando en una herencia compartida financiada por las herencias y los patrimonios heredados. Su estudio demuestra que la herencia es el factor cuantitativo principal de la desigualdad; algo que ya intuía J J Rousseau en el siglo XVIII.
Como tú dices no resuelve el problema de la desigualdad pero algo ayuda; siempre que sea global. Como medida nacional es limitada y financieramente muy conflictiva, pero en esa estamos con el mundo tal cual es

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Ernst Schmitz 8 de mayo de 2023 at 17:54

Gracias por este artículo, aunque en un principio me convence la herencia universal. Será necesaria una discusión pública, siempre teniendo en cuenta los buenos argumentos de este artículo.
Después de leerlo, creo que la mejor herencia universal será una buena educación para todas las personas, desde la infancia hasta la vejez, becas para estudiar, formación profesional durante la vida activa, mayor atención a niñxs y jóvenes para poder estudiar y pasar el tiempo libre de una forma apropiada, incl. vacaciones etc.

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luis 8 de mayo de 2023 at 20:38

Todo mecanismos para neutralizar la idea de la socialización de los medios que producen riqueza.

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Antonio Alvarez, nick internet Jaime Diaz 8 de mayo de 2023 at 21:28

Buenas tardes! Como siempre muy buen artículo e interesante.
Yo, sigo la Renta Básica Universal de Daniel Raventós y Jordi Arcarons desde hace más de 10 años, a través de la web Renta Básica, estoy de acuerdo en ella, mas que en otros inventos. Ya, que creo, personalmente en la universalidad, más que en la condicionalidad.
Quería profesor, expresarle mi sorpresa, por las últimas noticias acaecidas, en relación al que consideraba mi «profesor virtual», desde hace unos 10 años, ya que le seguía sus artículos y su blog, y además asistí a una conferencia personalmente, que ofreció en mi barrio de Fort Pîenc, en la biblioteca en Barcelona ciudad. Pero bien, ya no me sorprende nada a mi edad de 70 años, haya él, y las personas que no han sabido defenderse y hacerle frente. Yo he trabajado en mi vida con Magistrados-Jueces, Fiscales y Letrados de la Administración de Justicia, igual o peor que él, y a mi me han respetado siempre, ya que no les he aguantado sus tonterías o paranoias, rápido les he cortado las alas y punto, – a los que se lo merecían – por no decir que los he enviado a la mierda o a tomar por el culo personalmente y en directo, y se les ha quitado la tontería conmigo, además que creo, que es lo que hay que hacer cuando a uno, le faltan al respeto, quien sea y donde sea. Sea superior o inferior categoría laboral o en la vida rutinaria.
https://www.elnacional.cat/es/sociedad/catedratico-vicenc-navarro-acusado-acoso-laboral-abuso-poder_1010004_102.html
Compré su libro, escrito con usted y otra persona, que se llamaba: Hay alternativas. 9ª edición. Que por supuesto me encanto su lectura e ideas que mostraron en el mismo.
Siempre he dicho y pensado, que los estudios no te hacen mejor ni peor, simplemente tienes más conocimiento, pero nada más. Hitler tenia a los números uno a sus ordenes i mira que pasó.
Por supuesto, no lo sigo más y punto, al Viçens Navarro y allá cada uno con su mierda y su prestigio.
Estimado profesor, reciba un afectuoso saludo, de un asiduo seguidor de usted, desde hace muchos años, desde la ciudad de Barcelona.

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Antonio Alvarez, nick internet Jaime Diaz 8 de mayo de 2023 at 23:23

Me acabo de llevar una muy que agradable y enorme sorpresa, al ver este artículo publicado en la revista digital: sin permiso.

Enhorabuena por su decisión de escribir en esa revista de forma altruista y de tanta calidad.

Reciba un afectuoso saludo.

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Adolfina A. Sánchez 9 de mayo de 2023 at 09:17

Gracias por este articulo, estoy de acuerdo con la idea de involucrar a la ciudadanía desde temprana edad en los asuntos comunes, a través de la generación de una educación y formación que interactúe continuamente con la realización de un buen uso de los recursos naturales y creados así como con una buena relación con el propio ser y con los demás seres. Creo que es en este sentido donde podemos garantizar «riqueza» y «prosperidad» para las generaciones pasadas, presentes y futuras, para todos los seres de la Tierra y para la misma Tierra.

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ANTONIO LUIS 9 de mayo de 2023 at 10:56

Conforme con la herencia universal, el importe y los beneficiarios, para evitar una inadecuada aplicacion del fondo transferido al beneficiario lo haría de la siguiente forma, a grandes rasgos;
Se le concede una carta crediticia en las siguientes condiciones:
1) Acreditado el beneficiario de los fondos
2) Carta firmada por el Estado que autoriza al acreditado a formalizar un crédito en cuenta corriente.
3) El acreditado seria el titular del crédito en cuenta corriente único titular para disponer de los fondos.
4) Para liberar los fondos la Banco necesitaría el visto bueno del Estado
5) A final de año el Estado haría una cancelación de las cantidades dispuestas.
6) El plazo seria de 5años.

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Julio 9 de mayo de 2023 at 14:50

El títul0 del artículo, lo dice todo. Muy acertado. Saludos.

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Andres+Niporesas 10 de mayo de 2023 at 11:28

En Física, cuando se resuelven problemas de energía potencial utilizando niveles, no importa tanto que el nivel de referencia sea 0, 100 o 1000. Lo que importa es la coherencia entre niveles. Asi el nivel 10 con un nivel de referencia 0 será el 110 con un nivel de referencia 100 y 1010 si la refencia hubiese sido 1000.
En economia, debe pasar algo parecido, si le damos 1000 € a todas las personas el precio medio de las mercancias se encarecerá en 1000 €. Las desigualdades se mantendran.

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Iluso 10 de mayo de 2023 at 12:07

El problema para mi, es que la izquierda, ante una carencia manifiesta de alternativa real y global, intenta parchear situaciones, con un marcado carácter populista. Modificar la distribución originaria no está en su imaginario. La ministra, es un navío que navega sin saber a qué puerto recalar.

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Ivan 10 de mayo de 2023 at 22:03

¿ Y que problema tiene confiscar las herencias de los ricos para dárselas a los pobres? . Sería un punto de inicio para que los ricos vayan extinguiéndose poco a poco. Que alguien me explique donde está el problema.
Un saludo

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Jon 14 de mayo de 2023 at 17:10

Maravilloso su artículo como siempre.

Así se consigue el progreso

https://www.youtube.com/watch?v=nwN0DRfbREs

Saludo

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Andrés Hidalgo 27 de mayo de 2023 at 10:32

Muy interesante su articulo, creo que la Renta Universal es una solución mejor que la Herencia Universal para tratar de redistribuir en alguna medida la riqueza, es fácil de instrumentalizar en el marco de la Declaración de la Renta y evita muchos de los inconvenientes que usted ha expuesto, con buen criterio, sobre la Herencia Universal. Creo que el único mecanismo que a largo plazo puede resolver el problema de la desigualdad, es alterando los sistemas de propiedad, principal responsable de la misma. No contemplar esta perspectiva, es lo que lleva a que la izquierda populista se lie ella sola.

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Daniel 12 de junio de 2023 at 04:24

Como persona que sabe lo que es abandonar el hogar con 18 años, 35€ en el bolsillo y con lo puesto. Te aseguro que una herencia universal de 20.000€ es más que de sobra para cambiar la vida de muchas personas.

28€ al mes, con tal de que la familia deje de ser el principal elemento que condiciona la prosperidad cara a futuro de una persona?

Hasta un anarcocapitalista como yo, te lo firma.

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Antonio Ortiz Ortiz 5 de julio de 2023 at 19:56

Buenas tardes , Juan. Quizá como contrapeso a las medidas compensatorias para ir mermando las desigualdades en origen, estaría la visualización del avancee de las desigualdades. Mirando a laa escuela , por ejemplo, el sostenimiento de la escuela privada con fondos públicos es un nicho de desigualdades, el impuesto al sol de Rajoy, no solo produjo desigualdades sino que paró en seco el camino emprendido hacia las energias limpias y baratas, la exención del impuesto de sucesiones mantiene las desigualdades, la falta de transsparencia en los contratos del estado no permite la libre concurreencia de las empresas y se den casos de acumulación como el del turrronero. Esa es la cara B de la herencia universal, la renta universal, el impuesto a las grandes fortunas , etc. En definitiva, reivindico el derecho a establecer vías como tu propuesta de rente básica y propuestas como la de Pikety y en la ejecutoria de las mismas, podamos corrregir defectos y errores de cálculo.

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