Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

Industrias culturales

Publicado en La Opinión de Málaga. 14-05-2004 

El anuncio que esta semana ha hecho Antonio Banderas de su intención de crear un teatro en el Puerto de Málaga puede que haya parecido una noticia sin demasiada importancia. O quizá que destinada al papel couché. Un error.

 

Hasta hace unos años, las cuestiones relativas a la cultura se concebían como una especie de guinda de otros acontecimientos sociales, sólo un añadido elegante. Hoy día, esa concepción de la cultura es sumamente arcaica y desatinada. En los últimos decenios se ha producido un extraordinario desarrollo de las industrias culturales, llamadas justamente así como expresión de la gran dimensión económica que alcanzan y de la naturaleza esencialmente productiva de los procesos de trabajo y producción mercantil que en ellas se llevan a cabo.

 

Ya no quedan dudas de ningún tipo acerca del altísimo valor estratégico que tienen estas industrias como factor desencadenante del crecimiento económico y son muchas las razones que justifican que su impulso se convierta en uno de los ejes principales de las estrategias de desarrollo.

 

En primer lugar, porque pueden ser una fuente muy importante de creación de empleos, como muestra el hecho de que más de siete millones de personas trabajen en actividades culturales en Europa.

 

En segundo lugar, porque en ellas se crea un valor añadido de gran rendimiento económico en sí mismo y también como componente de otras industrias o servicios. Téngase en cuenta, por ejemplo, que la creación en cualquiera de sus múltiples dimensiones ya es un elemento que se incorpora casi generalizadamente en todos los procesos económicos.

 

Además, los productos culturales crean identidad y autoidentificación, algo de suma importancia para capitalizar los recursos humanos y sociales tan importantes en los procesos modernos de desarrollo económico.

 

Andalucía cuenta casi con la mitad de teatros que Cataluña en relación con su población. Es un indicativo de nuestro atraso no sólo en cuestiones culturales, sino en progreso económico.

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