Publicado en Sistema Digital el 5 de septiembre de 2012
Rajoy ha tratado de hacer frente a la crisis mediante una receta que contiene tres ingredientes principales.
El primero es una gran dosis de disimulo para tratar de ocultar las mentiras, los incumplimientos programáticos y los juegos de manos que está habituado a hacer. Todo el mundo sabe que el presidente es un consumado especialista en mirar a otro lado cuando se presenta un problema para tratar de solucionarlo por el simple expediente de dejar que se pudra o que desparezca solo. Un procedimiento, sin embargo, que ya no le funciona por la sencilla razón de que no es lo mismo ser ministro o incluso principal líder de la oposición que presidente del gobierno, una posición desde la que, como siempre se ha dicho, no se puede engañar a todos y al mismo tiempo. Y, sobre todo, porque ha cometido el mismo error garrafal que hundió a José Luis Rodríguez Zapatero y a su partido: creer que la crisis era domesticable, no solo con dejar pasar el tiempo sino, en el caso de Rajoy, pensando que la llegada al gobierno del PP sería suficiente para modificar el signo de los acontecimientos («Que caiga España, que ya la levantaremos nosotros», decía Montoro, no en vano, uno de sus hombres de confianza).
El segundo ingrediente de la receta Rajoy es un prontuario ideológico muy elemental y en su caso desarrollado con una retórica bastante pobre pero que contiene todos los principios ideológicos del neoliberalismo. Sea por convicción, por conveniencia o por necesidad, Rajoy forma parte de esa cohorte de políticos y economistas que se ha creído que los primitivos dogmas neoliberales que recitan de memoria, y cuya eficacia nadie ha conseguido demostrar, son realmente capaces de resolver los problemas que tienen por delante. Se creen que liberalizando el mercado de trabajo, reduciendo salarios y haciendo reformas orientadas a dar más poder a los empresarios se creará más empleo y aumentará la competitividad de la economía; que las políticas de austeridad, la disminución del gasto y los impuestos reducen el déficit y la deuda en etapas de recesión; que eliminando sector público se estimula la actividad privada; o que se logra más equilibrio y estabilidad dando plena libertad a las fuerzas del mercado y a los grandes grupos financieros y empresariales.
Tampoco le funciona ya este ingrediente porque la realidad es terca, incluso más terca que el propio Rajoy, y demuestra que esos prejuicios ideológicos no funcionan cuando se llevan a la práctica: ni se crea empleo con reformas liberales cuando lo que le falta a las empresas es demanda y financiación, ni se reduce la deuda cuando la austeridad reduce aún más la actividad económica, ni se estabiliza la economía con un mercado dominado por fuerzas oligopolistas que solo responden a lógicas muy improductivas y puramente especulativas.
La terca realidad indica que en ningún país ni en circunstancias parecidas a las nuestras han funcionado esas recetas que la Unión Europea, Rajoy y sus equipos defienden como la adecuadas para poder salir de la crisis.
El tercer ingrediente es una estrecha alianza con las clases dirigentes, con las élites profesionales, económicas, mediáticas y financieras que vienen dominando a la sociedad española desde hace decenios y, principalmente, gracias a la libertad de acción que le concedió la dictadura fascista durante cuarenta años y que la democracia no ha sabido o querido eliminar.
Esa alianza se traduce (como hemos analizado Vicenç Navarro, Alberto Garzón y yo en nuestro libro Lo que España necesita. Una réplica con propuestas alternativas a los recortes del PP) en la adopción de medidas que solo conllevan mucho más poder y riqueza para esos grupos privilegiados pero que son incapaces de sacarnos del estancamiento económico.
Todos esos grupos clamaron en su día por la llegada al poder de Rajoy y lo jalearon durante un buen tiempo, pero no han tardado mucho en darle la espalda casi por completo.
Conceder más privilegios a los privilegiados es un remedio, pero muy efímero cuando la situación económica es tan agobiante. Los empresarios se alegran cuando una reforma laboral les da más poder pero pronto comprueban que eso no les sirve de mucho cuando lo que les falta son clientes en la puerta y créditos que los bancos no les conceden. Los banqueros agradecen los apoyos de las sucesivas reformas financieras diseñadas a su favor, pero comienzan a dudar cuando comprueban que el apoyo gubernamental se hace a costa de trapichear con sus socios europeos, que ya comienzan a estar hartos de ese juego y de tantas trampas. Incluso los grandes medios de comunicación comienzan a darle la espalda a un gobierno que ha batido todos los record de desafección política y que, por tanto, puede tener los días contados.
La conclusión es evidente: solo con mentiras, con un prontuario ideológico de Todo a cien que está bien para espantar a ingenuos pero que es completamente inútil para solucionar problemas económicos reales, e incluso con cada vez menor apoyo de los grupos oligárquicos no se va a ningún sitio, dada la situación a la que ha llegado nuestra economía y nuestra sociedad, harta ya de incompetencias, de improvisaciones y de excusas.
España (de la mano del PP y del PSOE) cayó hace tiempo en la trampa que supuso la política monetaria expansiva que el Banco Central Europeo adoptó (sin tener en cuenta su efecto sobre los demás países) para facilitar la recuperación de Alemania cuando su economía corría peligro de estancamiento. El exceso de ahorro y capital que gracias a ello obtuvo Alemania se tradujo en un flujo ilimitado de capital que nos inundó provocando un déficit exterior casi simétrico al superávit alemán, una burbuja inmobiliaria y un endeudamiento fatal de nuestro sector bancario del que se derivó el de las empresas y familias. Mientras que nos llegaba financiación barata casi nadie puso objeciones (ganando tanto dinero como estaban ganando los grupos que influían en las decisiones de los sucesivos gobiernos) y todos se jactaban de dirigir la mejor de las situaciones posibles. Pero cuando España dejaba de tener financiación externa y tuvo que dedicarse a hacer frente a la deuda exterior, las empresas y los consumidores dejaron de tener acceso al crédito, la demanda agregada (sobre todo el gasto dedicado a bienes y servicios nacionales y no tanto a los de fuera) se vino abajo, el negocio de la construcción saltó por los aires, se desbocó el paro… y empezó el llanto y crujir de dientes.
Casi inmediatamente aumentaron los gastos fiscales (desempleo y ayudas de todo tipo) y los públicos extraordinarios dedicados a evitar el colapso, cayeron los ingresos y el déficit se disparó, aumentando una deuda pública que se añadía a una privada mucho mayor aún.
Como no se podía acudir a la financiación fácil y barata de un banco central y como los financiadores privados no son tontos y sabían que, en esas condiciones, la situación necesariamente iba a ir a peor, comenzaron a apretar las tuercas y así hemos llegado al abismo en el que estamos.
A mí me parece que a estas alturas es una completa estupidez que los españoles y los europeos nos sigamos engañando. La realidad indiscutible es que la deuda (no solo española sino la que se ha acumulado en el conjunto europeo) es materialmente impagable. No hay posibilidad alguna de que España o Italia, por no hablar de Grecia, Irlanda o Portugal, puedan pagar todo lo que deben, y mucho menos en las condiciones impuestas y en las que van a ir imponiendo los financiadores privados.
Solo hay dos soluciones posibles (aparte, claro está, de dejar que los deudores se declaren en bancarrota, de desencadenar una inflación galopante o de provocar una guerra dramática y se empantane toda Europa y la economía mundial) para absorber la deuda que se ha acumulado.
La primera, que se la cobren los acreedores a base de adquirir a bajo coste el patrimonio que queda de los deudores. Es posiblemente lo que se busca con el diseño que los alemanes han hecho del banco malo (para poder quedarse con la mayor parte posible de la riqueza inmobiliaria que pueda salvarse), lo que seguramente trata de sondear Merkel en la visita que estos días nos hace, y lo que organizarán los hombres de negro (con privatizaciones de todo tipo) cuando seamos intervenidos tras un rescate que en cualquier caso no servirá para arreglar la situación.
La segunda alternativa es llegar a un acuerdo general de reestructuración y quita de la deuda (algo que Alemania trató de evitar obligando a la reforma constitucional de hace un año) para abordar un plan de regeneración económica bien organizado y consensuado desde principios de justicia social, solidaridad y compromiso con los intereses generales.
Los españoles deberíamos decidir pronto si queremos entregarnos o salvar y rescatar de verdad a España.
14 comentarios
Acabo de leer tu comentario,tengo que decir que me gustó mucho. Soy Veterinario,me gusta seguir la vida política del país y del mundo en general,pero por supuesto no tengo la menor idea de Economía.Intento leer y escuchar,en distintas fuentes y trato de sacar mis propias conclusiones,eso todo bajo la perspectiva o mi forma de entender el mundo.Procuro ser imparcial(siempre lo Fuí) pero eso hoy me cuesta mucho,porque tal como están las cosas es difícil poner paños calientes,las posiciones se radicalizan más.Realmente no quiero (y nadie debería) pasar por alto ningún exceso de los políticos… Lo que me gustaría saber,es si podrías explicar más la segunda alternativa,porque tengo la impresión de haber leído algún comentario en este sentido pero al llegar a ese punto, queda todo muy difuso,al menos para mí,y no se ver lo que eso implicaría. Te diré que en una discusión(amistosa)con unos familiares,me mostré partidario de declarar el estado en quiebra y empezar de cero,pero lo cierto es que no sé lo que eso implicaría.Porque un rescate traería más deuda,pero no se me ocurre a mí como eso va a provocar crecimiento económico cuando con tanto recorte nuestro poder adquisitivo está bajo mínimos. Creo que esa opción no es la buena. Espero que me puedas responder para aportar más claridad a mi miopía en materia económica. Un saludo
Fantástico artículo como siempre Profesor… Aunque le reconozco haberme quedado muy descorazonado. Qué futuro más incierto para este hermoso, aunque extraño, país.
Un saludo y gracias por dar algo de luz en este panorama
Tenemos una clase política, tanto a nivel estatal, autonómico y local, que peor no se podría tener, claro está con honrosa excepciones.
Todos estos políticos, sean del signo que sean, quieren vivir como hasta hace poco se ha vivido, ninguno quiere tomar las medidas que se necesitan, dado que el primero que las tomes, sabe que su carrera política puede tener los días contados.
Los ciudadanos estamos cansado que nos tomen por “idiotas”, nos mienten, un día si y el otro también y como ellos creen o nos quieren hacer creer que es por el bien general, sus incumplimientos están más que justificados.
Los criterios de nuestros políticos, tienen la desvergüenza de defender lo contrario, según esté en un estamento en el gobierno o en la oposición. Ejemplos sobran, si gobierna en tal autonomía, escuchamos lo contrario en otra que no gobiernan, que despropósito.
Están que se tiran los tiestos, lo importante es seguir en el sillón.
El P.P. lo peor que le podría hacer al P.S.O.E., es convocar elecciones, anticipadas, al P.S.O.E., se le abre las carnes, pensando que puedan ganar y tengan que gobernar, cuando lo que quieren, es que pase estos tres años largos que queda, para ver si la cosa se soluciona por si misma.
Lo dicho, tenemos los peores políticos de nuestra historia en el momento más dramático de nuestra historia contemporánea.
¿HASTA CUANDO VAIS A ESTAR CALLADOS?
http://teatrevesadespertar.wordpress.com/2012/09/05/hasta-cuando-vais-a-estar-callados/
Los ciudadanos estamos muy preocupados por nuestro pais, solo hay que escuchar las conversaciones en el trabajo, en la calle etc,pero a la vez nos sentimos impotentes ante unos politicos sordos PP,PSOE,abstraidos en sus luchas internas, mientras el futuro de nuestros hijos labrado con infinidad de esfuerzo se desmorona.La gente de la calle nos preguntamos como la fiscalia actua rapidamente en actuaciones simbólica (supermercados) y no actua ante lo que la gente consideramos un robo como es salvar a bancos con dinero público,por qué, por lo menos no se pronuncian ante esta deuda que no es nuestra, y perjudica tan gravemente nuestro pais?. No soy antieuropea, pero esta Europa que quiere siervos no. Gracias.
Hoy en la cadena ser se ha dicho esto
http://www.cadenaser.com/cultura/audios/juanjo-millas-arcadi-oliveres-reflexionan-democracia/csrcsrpor/20120905csrcsrcul_3/Aes/
Cada dia pienso eso.
1.- Sobre la deuda, datos objetivos:
Sólo en España, el pasivo financiero de la economía es de 10 billones de euros —10 veces el PIB anual—, de los cuales casi 5 billones yacen en los bancos en depósitos o valores diferentes de las acciones (bonos, letras), mientras, el drenaje de fondos bancarios de España hacia el extranjero supone unos 150.000 millones de euros al año, y acelerando. Eso representa la quiebra técnica del sistema financiero.
2.- La economía real del mundo en bienes y servicios —PIB mundial— es de 65 billones de dólares al año, mientras que los valores derivados OTC de acciones y divisas suman 1.650 billones —¡en una década!—. Si esos 1.650 billones reclamaran rentabilidad sólo al 5%, representarían 82,5 billones al año. Es decir: harían falta 1,26 veces el PIB mundial para pagar los intereses del dinero creado mediante la especulación.
El dinero es de monopoly
Sobre las recetas:
Alemania hace justo lo contrario.
La dama de hierro popularizó el TINA impulsada por el Actor:
UK al hoyo
América del Sur al hoyo
USA a escondidas aumento el gasto `úblico un 14%
Semos bobos
La guerra es una opción a la que se ha recurrido más de una vez (don Dinero no conoce de moral). Pero no estaría de más que el profesor nos aclarase en este caso cómo, contra quién, y a quién serviría y de qué modo concreto.
El día 25 de Septiembre debemos rodear el Congreso para exigir la dimisión de los que están vendiendo nuestras vidas a esta secta satánica de capitalistas sin escrúpulos que van a dar, de inmediato, un giro a nuestras vidas de 180 grados para convertirnos en animales de carga. A mí, a estas alturas, no me vale decir que el gobierno lo está haciendo mal, eso ya lo sabe todo el mundo y si no que se lo haga mirar. Es hora de enfrentarse con el toro cogiéndole por los cuernos. El día 15 S seguramente también estaré a pesar de que CCOO y UGT son dos sindicatos que están adormeciendo y la respuesta de los trabajadores con sus acciones reivindicativas basadas en la connivencia con el sistema.
yo creo, que la batalla está definitivamente perdida. Nunca pensé que la sociedad estuviese tan anestesiada y tan humillada. Veo a la gente con miedo, subyugada y amordazada. Nos han vencido, lo reconozco.
Y miro al ala «izquierda» del arco político….y siento pena. Pena por la falta de alternativas, porque veo que también tienen miedo. Habría que ser más rádical y tomar la calle por las buenas o por las malas. Quien tiene culo tiene miedo y estamos contra la pared que nos aboca al paredón del suicidio.
Y la receta del SAS: Que los fijos trabajen más horas (por menos dinero) y los contratados a un 75 %. ¿Eso arregla la crisis?. ¿No es el trabajo un derecho que habría que repartir?.
Y se me olvidó una reflexión:
Nunca comulgué con lo sindicatos mayoritarios, aunque reconzoco que últimamente he salido a la calle con ellos. Pero, conozco cantidad de empresas hoy en día, en las que meter horas extraordinarias es habitual. Contra eso, los sindicatos se callan pues si luchan contra eso, en las próximas elecciones sindicales, sacarán menos delegados.
En definitiva, nos vencen, porque no hay coherencia ni en quien representa a la clase trabajadora. NO A LAS HORAS EXTRAORDINARIAS, SI AL REPARTO DEL TRABAJO.
Juan, no nos funcionará a nosotros. A Rajoy sí que le funciona- Está haciendo lo que le da la gana y queda «hecho». A ver quien lo deshará después.
De momento, ha sentado cátedra y jurisprudencia, de que se puede acudir a las elecciones con un programa y al cuarto de hora llevar a cabo otro.
Oficialmente, badie le ha pedido que dimita y convoque nuevas elecciones. A quién correspondería hacerlo? A la Defensora del Pueblo que acaba de nombrar? Al Rey? Al Consejo de Estado?