Hemos de continuar con el tema de las pensiones porque es hoy día un auténtico caballo de batalla entre los bancos, las clases adineradas y los trabajadores. Ayer recomendé un artículo de I. Zubiri considerándolo clarificador desde el punto de vista de explicar que la solución que propone el gobierno (aumentar la edad de jubilación y el periodo de cotización) es injusta e ineficiente. No obstante, en ese mismo artículo de Zubiri creo que hay consideraciones que quizá puedan confundir ya que, en gran medida, parten de algunos supuestos de partida que yo no comparto. Yo creo, en primer lugar, que el problema fundamental en relación con las pensiones públicas no es el de analizar la «viabilidad» (y muchos menos solo financiera) del sistema sino el de determinar hasta qué punto la sociedad está dispuesta y desea ser solidaria y, en consecuencia, sostenerlo o no, teniendo en cuenta que incluso en el peor de los casos estamos hablando de dedicarle recursos que ya dedican otras naciones de nuestro entorno y que históricamente considerados no son desorbitados. Y, en segundo lugar, creo que incluso si lo que se quiere hacer es evaluar la viabilidad financiera del sistema no se puede caer en el determinismo demográfico, es decir, considerar solo la relación entre cotizantes y pensionistas a partir de predicciones (siempre discutibles y débiles) sobre la evolución de la población, porque el equilibrio financiero de un sistema de reparto depende también de otras circunstancias, tanto o más determinantes que las puramente demográficas.
Para que queden claros estos asuntos adjunto un trabajo de Vicenç Navarro que explica con con total claridad las cuestiones principales que hay que tener en cuenta para abordar con rigor y no con prejuicios ideológicos el problema de las pensiones públicas. No dejen de leerlo.
Las pensiones son viables por Vicenç Navarro.
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