Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

Las tijeras del Partido Popular

No hay ni un solo país que haya salido de una crisis como esta. En mi artículo en El País Andalucía de este domingo comento el empeño suicida del PP que solo favorece a los grandes grupos privados. Puede leerse aquí.

4 comentarios

Tinejo 17 de marzo de 2013 at 11:27

Gracias por el análisis, Juan.
http://casaquerida.com/2013/03/15/absolucion/

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Conrado 17 de marzo de 2013 at 14:34

Bueno, es lo que estamos viendo día si y otro también. Estas políticas perjudican a la gran mayoría y beneficiarán a unos pocos. Este sistema hace tiempo que ya no esconde nada y justifica lo injustificable en contra de la justicia social. Ellos quieren un modelo de estado completamente diferente al que hemos tenido, su avaricia no tiene límites y los gobiernos no administran en beneficio de todos. El sistema llegó a su límite, ahora imponen el que ellos quieren, no les importamos absolutamente nada.

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Ivan 17 de marzo de 2013 at 17:07

De un partido que gana ampliamente unas elecciones democráticas habría que esperar que sus políticas beneficiaran a la mayoría. El descontento popular generalizado demuestra que las políticas del PP solo benefician a una minoría. LLamar democrático a un sistema político que viene dando estos lamentables resultados desde 1978 es un sarcasmo. Por supuesto que la política de recortes, las reformas laborales y la regresividad fiscal (por citar tres claros ejemplos) no benefician a las mayorías (ni siquiera a la mayoría de votantes del PP) sino a ese 1% de privilegiados que denuncia el movimiento de los indignados, a lo que habría que sumar poderosos intereses de las grandes transnacionales (un superpoder en la sombra). Ante una realidad así lo que habría que cuestionar no es solo lo obvio (que los recortes de Rajoy y Cospedal perjudican a casi todos los españoles) sino el propio sistema político que lo posibilita. En la España actual, ¿tiene capacidad el 1% privilegiado y grandes grupos transnacionales de controlar el poder político en su propio beneficio sin que se cuestione su carácter democrático y sin que una rebelión popular acabe con él? Yo creo que esta es la clase de preguntas que deberíamos hacernos para entender lo que está ocurriendo y analizar las posibles respuestas.
Mi opinión personal es que se dan las condiciones en España y otros muchos países para que el 1% privilegiado controle el poder político sin que llegue a cuestionarse seriamente su carácter democrático y sin que exista riesgo de procesos revolucionarios. Por lo que se refiere a España, se dan todas las condiciones negativas: inexistencia de una clara alternativa de poder a los grandes partidos burgueses, inexistencia de grandes medios de comunicación alternativos e inexistencia de poderosos movimientos sociales (los grandes sindicatos de clase, que lo fueron en un comienzo, han sufrido cambios muy negativos en el liderazgo y han perdido su condición al apoyar políticas muy reaccionarias en temas cruciales para entender el deterioro en las condiciones de vida de la clase trabajadora como las fusiones bancarias, la entrada de la empresa privada en la gestión de la sanidad pública o los planes de pensiones privados).
Juan ha puesto un claro ejemplo del carácter negativo de los recortes de Rajoy y Cospedal cuando se analiza la política en su contexto adecuado, que es el de toda una sociedad. El recorte del gasto público en educación no solo nos va distanciar más por abajo respecto de la media de gasto en este sector de la UE sino que va a tener graves consecuencias para la sociedad española en muchos aspectos. Pero yo destacaría otro ejemplo más dramático si cabe y que ilustra mejor que las políticas del PP no reparan en derechos tan fundamentales de los españoles como es la salud y el derecho a la vida cuando se trata de favorecer a grupos económicos muy reducidos (según la expresión democrática «un hombre un voto») y en buena medida foráneos: los recortes sanitarios.
Tanto en la Constitución como en la Ley General de Sanidad se reconoce el derecho a la salud de los españoles, que debería ser una prioridad en la política de cualquier partido que logre el respaldo mayoritario de los ciudadanos en las urnas, máxime cuando está ampliamente documentado que garantizar la salud es más barato que un modelo centrado en la enfermedad. La llegada del PP al poder era un buen momento para depurar el despilfarro y la corrupción en el sector sanitario público, con lo que se habría logrado reducir el gasto sin deteriorar las prestaciones. Un claro ejemplo es el despilfarro en gasto farmacéutico. Sin embargo, se ha optado por deteriorar y reducir las prestaciones en medicina reparadora, agravando todavía más la baja calidad del modelo (si tenemos en cuenta que la prevención de la enfermedad y la promoción de la salud deben ser el pilar fundamental en atención primaria, casi inexistente). Y lo màs grave de todo es que se está haciendo para incrementar el gasto sanitario total de la sociedad española, privatizar el sistema y perjudicar los indicadores de salud de la sociedad española. Cualquiera que tenga ojos para ver y oídos para oír descubrirá aquí la mano invisible del 1% privilegiado y de los grandes intereses transnacionales.
Ni siquiera se molestan en hacer las cosas disimuladamente. Las mismas empresas que operan en el mercado privado (Capio, Sanitas, Adeslas) son las que están accediendo a la gestión privada de la sanidad pública, con el agravante de que maximizan beneficios derivando pacientes al sector privado (a ellos mismos) ya que la administración les paga una cantidad fija por ciudadano adscrito a la zona, use o no use los servicios, por lo que la jugada maestra es disuadirlos de que use los servicios privados en la pública para que contraten una póliza de seguro con estas mismas compañías en la privada. Por si fuera poco, todas estas empresas privadas pertenecen a grandes corporaciones transnacionales, que se van a lucrar con la vida y la salud de los españoles. Así es como el PP espera que el modelo sanitario español se parezca cada día más al norteamericano, que gasta más del 16% del PIB en sanidad (España el 9%), mantiene a 50 millones de ciudadanos sin cobertura sanitaria, abusa en las pruebas diagnóstico y en los tratamientos y cuenta con malísimos indicadores de salud en la población (sobre todo de procesos crónicos, que son los más rentable para el sector y los que más deterioran la calidad de vida de los ciudadanos).

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Santiago Salvador 18 de marzo de 2013 at 11:43

Está claro que de nuevo están utilizando en nuestro país LA ESTRATEGIA DEL SHOCK, cuyo procedimiento está muy bien definido. No es que se estén equivocando con las políticas que están llevando a cabo. Saben muy bien lo que están aplicando.
La cuestión es: ¿PODEMOS PROTEGERNOS DE LA ESTRATEGIA DEL SHOCK?
Y en caso afirmativo, ¿Cómo hacemos para protegernos?

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