Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

Las trampas de Draghi para bajar salarios

Publicado en Público.es el 2 de abril de 2013

El diario Frankfurter Allgemeine Zeitung comentó hace unos días que el Presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, dejó callado al Presidente de la República francesa, François Hollande, cuando éste reclamaba poner fin a las políticas de austeridad.

Según el diario alemán, Draghi presentó a los líderes europeos unos gráficos que resultaron incuestionables. En ellos, como puede verse en la presentación que se encuentra en la web del Banco Central Europeo (aquí), se refleja la evolución de la productividad y de las retribuciones salariales en diferentes países europeos, y la conclusión del antiguo ejecutivo de Goldman Sachs dicen que fue inapelable: lo que hace falta en países como Francia, España, Portugal, Grecia, Italia, Irlanda… es reducir los salarios para disminuir la brecha tan grande que existe entre ambas variables.

Días después, el profesor de macroeconomía Andrew Watt comentó esos gráficos en un artículo publicado en Social Europe Journal (Mario Draghi’s Economic Ideology Revealed?) y demostró que lo que hay detrás del argumento de Deaghi es algo peor que pura ideología.

La cuestión es la siguiente.

Los gráficos con los que el presidente del Banco Central Europeo trató de convencer a los demás líderes europeos reflejan el crecimiento de la productividad entre 2000 y 2011 en términos reales (es decir, una vez descontado el efecto de la subida de precios) y el crecimiento de los salarios entre dichos años pero este en términos nominales (es decir, sin descontar dicho efecto).

Draghi compara así lo que ocurre, por un lado, en los países con superávit (Alemania, Austria, Bélgica…) y, por otro, en los que tienen déficit (Francia, España, Portugal, Grecia, Irlanda, Italia). Y el resultado que muestra es que en los primeros la brecha entre el crecimiento de la productividad y el de los salarios es menor, mientras que es más grande en los segundos. De ahí deduce, como señalé antes, que lo que hay que hacer en éstos últimos es bajar los salarios.

Como bien dice el profesor Watt en su artículo comparar así estas variables (es decir, una en términos reales y otra en términos nominales) es un absurdo.

Si en lugar de comparar el crecimiento de la productividad y de los salarios como hace Dragui, se comparasen bien, la conclusión a la que se llegaría, como señala Watt, sería otra muy distinta y que no permite justificar la propuesta ideológica del banquero.

Veamos.

Si un país sigue la norma de inflación impuesta por el Banco Central Europeo (1,9%) no puede darse un paralelismo entre la evolución de la productividad real y la evolución de los salarios nominales (como pide Draghi), sino una diferencia progresiva y acumulada cada año de ese 1,9%, es decir, de más o menos unos 28 puntos en los doce años considerados. Esto es así porque al crecimiento de la productividad se le «quita» ese 1,9% cada año, dado que se considera en términos reales, mientras que al de los salarios no, porque se toma en términos nominales.

De ahí se deduce entonces que, según las gráficas que presentó Draghi, países que parece que han incumplido la norma y que deben ser «castigados» con bajos salarios (como Francia, e incluso España) en realidad han estado más cerca de la norma de estabilidad que impone la propia institución que él preside que Alemania, a la que pone de ejemplo.

Efectivamente, según se desprende de los gráficos de Dragui, tanto Francia como España registran una brecha de unos 32 puntos aproximadamente (es decir, 4 puntos por encima de la norma, que debiera ser de 28), mientras que Alemania tiene una brecha entre salarios nominales y productividad real de unos 10 puntos, es decir, 18 puntos por debajo de la norma.

Por tanto, lo que se deduce de los datos de Draghi no es que en Francia o España los salarios hayan crecido demasiado por encima de la productividad (si se toma como referencia la norma de estabilidad impuesta por el propio Banco Central Europeo) sino que en Alemania los salarios han crecido demasiado por debajo de la productividad. Y al estar por debajo de ella, Alemania no se convierte en un ejemplo a seguir sino en una causa del desequilibrio dentro de la unión monetaria que ha sido un factor principal de la crisis.

Y, finalmente, todo ello muestra, dice Watt, que «un decisor económico esencial de la Unión Europea ignora los conceptos económicos de base que utiliza o bien los utiliza introduciendo intencionadamente un error -por no decir más- a fin de forzar a los demás a seguir una política conforme a sus preferencias ideológicas pero contraria a la estabilidad y a la recuperación de la zona euro y, en este caso particular, no conforme a su mandato constitucional».

Así es como se construye el discurso con el que justifican el empobrecimiento constante de las clases trabajadoras que provocan sus políticas.

11 comentarios

Fran 2 de abril de 2013 at 12:41

Buen artículo. La productividad se mide en términos monetarios y como demostraron Lizoain y Vicenç Navarro, si desglosamos dentro de la productividad sus componentes veremos como los beneficios aumentaron mucho más que los salarios. Además en España el precio de la vivienda no se tiene en cuenta para el cálculo del IPC.
Por otra parte, me resulta imposible creer que Hollande se haya tragado semejante disparate de Draghi, sino que es parte concertada del propio engaño. Ya su reforma fiscal fue bloqueada por el TC, con unos errores de elaboración bastante sospechosos. Además Hollande ya ha hecho suya la tesis de la austeridad en Francia, aplicando grandes recortes.
De los partidos de la internacional socialista, como el PSOE, no espereis nada. Os volverán a tomar el pelo.

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Álvaro 2 de abril de 2013 at 12:50

Ese señor presenta un gráfico, una imagen. Watt un razonamiento contrario al planteamiento de Draghi. Razón ante imagen…. confieso que no me he enterado.

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Hiperbóreo 2 de abril de 2013 at 16:42

Hay una cuestión de la que nunca se habla y a mí me parece que debería ser el centro del debate.
No creo que lo importante sea demostrar qué sistema es más eficaz (porque ¿qué es la eficacia?). De lo que se trata es de impulsar el sistema económico que nos permita una mejor vida a todos y esto parece olvidarse. Si viene Dragui diciendo que hay que bajar salarios para garantizar mayor eficiencia, crecimiento, etc. realmente está reconociendo que el sistema no funciona y que hay que cambiarlo. Dragui sería un antisistema porque reconoce que con el sistema actual la sociedad debe empobrecerse y vivir peor para que sea sostenible. Porque hablamos de llevar a los países mediterráneos a niveles de vida peores que los de la unión soviética. Que neoliberales defiendan eso sin dar explicaciones me parece un escándalo mayúsculo.
Se debería exigir a todo economista que incorpore a sus ecuaciones una constante que garantice una vida digna para todos. Si no se es capaz de lograrlo es que no sirves como economista, te estás saltando los derechos universales. Así cualquiera.

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José Luis 3 de abril de 2013 at 09:10

Si todo esto se ha dilucidado a la escala que dices Juan, me parece de una incompetencia y banalidad argumental por parte de los dos dirigentes pavorosa. En manos de quien estamos por Dios.

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Manuel 3 de abril de 2013 at 09:38

tan antiguo que lo del Adam Smith: factores de producción
tierra (recursos naturales)
trabajo
capital
¿por que no hace un grafico con los tres?

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Pía Uribe 3 de abril de 2013 at 10:53

Cada vez me sorprende más que no se alce un clamor entre todos, (fundamentalmente entre los intelectuales, la gente de la calle ya lo hace pero no sirve para nada) para denunciar el despilfarro y la desorganización, consecuencia del mismo y por ende de la crisis. Los parametros para medir la productividad no pueden ser los mismos sin tener en cuenta dichas variables.
Yo creo que realmente esto no interesa a los gobernantes ni a sus multiples estomagos agradecidos. Ejem.: Multitud de organismos, organizaciones, comisiones, subcomisiones, y ese largísimo etc… No solo a nivel de nuestro país, aun cuando sea el más vivo ejemplo de lo que digo. Posiblemente los únicos que se salven un poco, sean los de ascendencia protestante.
¡Vengan días y caigan ollas! ¡Las verdades no interesan!
Fraternales saludos.

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Conchita Lloria 3 de abril de 2013 at 11:35

¿Y el Presidente Francés, y sus asesores, El presidente Rajoy y sus asesores no saben analizarlo y darle la respuesta adecuada? ¿para que sirve entonces que haya gobiernos en diferentes países y modelos diferentes, si a lo que dice el jefe, aunque sea una barbaridad, se dice amen?

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josé mA 3 de abril de 2013 at 18:13

Yo tampoco me he enterao. Nadie sabe nada de nada, y dicen lo primero que se les ocurre. Draghi es un pelmazo, que camufla con el careto imperturbable su ignorancia supina. De lo que seguro sabe un montón es de trincar, de eso se las sabe todas.

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Ernst Schmitz 3 de abril de 2013 at 19:08

No me he enterado muy bien. En cualquier caso a mi no me importa tanto el salario sino que haya justicia social con ingresos si no iguales pero por lo menos no tan disparares. La economía del bien común habla por ejemplo de una relación del 1 al 10 entre ingreso mínimo y máximo. Otra cosa, pronto tendremos que competir con otros países como la India y China con sus coches si no tan buenos pero mucho más baratos. Alemania sin su industria del automóvil y a lo mejor sin la industria química se hunde y con esto Europa. Si argumentas con argumentos del sistema, es decir liberal o neoliberal no tendremos más remedio que producir más barato para asegurarnos una vida bastante miserable. Mi conclusión: Con este sistema no tenemos otra alternativa ni con todos los sindicatos o partidos del mundo si ellos no proponen cambios más profundos.

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marianne 4 de abril de 2013 at 13:59

Lo que a mi me llama la atención es que en todos estos debates, en todas decisiones a nivel estatal, europeo y mundial, el SER HUMANO no cuenta para nada!
Se habla de productividad vs coste salarial, se habla de competitividad, etc., pero en provecho de quién? en vistas de qué?
No olvidemos y hagamos que no se lo olviden nunca: ¿quién produce y quién consume? Sin nosotros no hay sistema ni economía ni nada que valga.
Oscuramente se deben de dar cuenta de ello, por eso su miedo. Pero mientras nosotros todos no tomemos consciencia de estas verdades de perogrullo y las defendamos uñas y dientes, ¿porque cambiarían las cosas?
Salud

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Carlos 10 de abril de 2013 at 21:04

Hay otra incoherencia. Vivo en Bélgica donde todos los sueldos aumentan automáticamente con la inflación, no hay ni que negociarlo, y es una conquista social bastante antigua. Repito es automático. Pués bien, la OCDE y la comisión no paran de atacar este sistema salarial que algo preserva el poder adquisitivo y en este articulo parece que alaban a este pais. Los franceses y italianos tenian un sistema parecido ( l’echelle mobile o la escala mobile), y en Francia fué el presidente Miterrand, socialista por cierto, quién lo suprimió. El pretexto fué que aceleraba la inflación, lo que nunca se demostró, es más, la inflación en Belgica esta en la media europea. Los sueldos aumentan menos que la productividad ( lo veo como la causa principal de la crisis) pero seguimos más o menos la inflación. Pero bueno, es inútil buscar una coherencia social en nuestros dirigentes, solo buscan enriquezer a los ricos.

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