Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

Lo bancos centrales en evidencia

Publicado en Público.es el 10 de diciembre de 2021

Los índices de precios están alcanzando los niveles más altos de los últimos treinta años ante la pasividad de las instituciones que nos habían asegurado que son las únicas que podrían evitarlo, los bancos centrales.

A ellos se les encomendó garantizar la estabilidad de los precios y para conseguirlo reclamaron y consiguieron todos los privilegios y competencias posibles: disponen del personal más cualificado y bien retribuido que constantemente nos está diciendo que sabe lo que va a ocurrir en nuestras economías, ahora y en el futuro; son plenamente independientes para diseñar y ejecutar la política monetaria; tienen poder ilimitado para crear dinero y un control prácticamente absoluto sobre todo lo que ocurra en el sistema financiero.

Sin embargo, los bancos centrales no han sido capaces de prever que los precios se iban a disparar. Y, lo que es mucho peor, no pueden hacer nada para evitarlo, salvo subir tipos de interés y dejar de financiar a los gobiernos (directamente o por la puerta de atrás), dos medidas que provocarían un destrozo descomunal en todas las economías sin que sea seguro que frenasen la inflación actual.

La explicación de por qué los bancos centrales están resultando tan incompetentes para evitar un episodio de inflación tan preocupante, por su magnitud y por el momento en que se produce, es bastante fácil: el fundamento de su actuación está plagado de falsedades sobre el funcionamiento real de las economías y la naturaleza de la inflación.

Los bancos centrales asumieron la tesis monetarista y combaten la inflación como un fenómeno de raíz exclusivamente monetaria, es decir, tan solo provocada por un exceso de dinero en circulación y/o de la demanda de dinero. En consecuencia, suponen que para evitarla simplemente hace falta subir el precio del dinero, los tipos de interés.

Es cierto que esto último podría conseguirse si la inflación está ocasionada por un exceso de demanda pues resulta probable que, con financiación más cara, disminuyan el consumo y la inversión. Pero también lo es que, si se hace eso, se provoca un freno considerable de la actividad económica que trae consigo desempleo, una enorme caída de la inversión y de la vida empresarial y un gran aumento de la deuda. Es lo que han hecho en las últimas cuatro décadas casi todos los bancos centrales (unos, como el Banco Central Europeo, más que otros): tratar de bajar la fiebre del enfermo quitándole la vida.

La realidad es que la inflación no es un fenómeno exclusivamente monetario, sino que tiene que ver con la pugna entre los sujetos económicos por la percepción de rentas en los mercados de bienes y servicios y por eso no se le puede hacer frente solo con una medida monetaria.

Por otro lado, el propio comportamiento de los bancos centrales multiplicando la oferta monetaria en los últimos trece años sin que subieran los precios desmiente otro supuesto erróneo que sostiene su política monetaria. Aumentar la masa monetaria no tiene por qué provocar inflación si los medios de pago no llegan a las empresas y familias o si, llegando, hay oferta suficiente.

Otro supuesto erróneo que se utilizó para justificar la independencia de los bancos centrales centrados en el objetivo de la estabilidad de precios fue que los gobiernos son, por definición, manirrotos e incapaces de llevar a cabo políticas fiscales de contención del gasto. La experiencia también ha demostrado que si alguna institución no ha tenido límite a la hora de gastar dinero en fines que no está del todo claro que hayan sido los convenientes (como salvar a bancos quebrados por su gestión irresponsable o enriquecer sin límite a los grandes propietarios) han sido precisamente los bancos centrales.

E igualmente se ha comprobado que se trataba de una auténtica ingenuidad (por no llamarla directamente mentira) establecer como punto de partida que los mercados financieros son estables y los que han de disciplinar a los gobiernos y empresas que no actúan convenientemente, razón por la cual se estima que deben ser quienes los financien y no los bancos centrales. La evidencia absoluta es que los mercados financieros son justamente lo contrario, muy inestables e indisciplinados; no los que pueden imponer disciplina sino quienes la pierden constantemente.

Y, por último, es otra auténtica falacia considerar que la política monetaria que llevan a cabo los bancos centrales es una misión técnica y ajena a la controversia política. La realidad también muestra sin lugar a dudas que las medidas que toman tienen un efecto muy desigual sobre el patrimonio y las decisiones económicas de los sujetos, es decir, que son tan políticas como puedan serlo las medidas fiscales que adoptan los gobiernos.

La consecuencia de todos esos errores y falsedades es que los bancos centrales han venido actuando como fuentes de rentas financieras extraordinarias para determinados grupos sociales mientras que frenaban constantemente la actividad productiva de las empresas y el bienestar de los hogares y provocaban el aumento de la deuda. No han conseguido alcanzar ningún objetivo positivo: la subida muy limitada en los precios que se ha producido en las últimas tres décadas no es un tanto que se puedan apuntar como propio los bancos centrales. Se debe, realmente, a la globalización que ha permitido la entrada en el mercado de docenas de millones de trabajadores asiáticos con salarios de miseria, a la desindustrialización y al debilitamiento del poder sindical. Lo que sí provocaron los bancos centrales, como he dicho, fue que las fases de recesión fuesen más acentuadas y eso ha hecho que durante muchos años no hayan tenido que luchar contra la inflación sino contra la deflación, la bajada de precios como consecuencia de la falta de empuje de las economías.

No se trata de simples equivocaciones. Son mentiras porque, como dijo Joseph Stiglitz en su artículo Mentiras graves sobre los bancos centrales, estos asumieron estos principios «justo cuando los testimonios empíricos estaban desacreditando las teorías en que se basaban».

Ahora pagamos las consecuencias. Los bancos centrales están paralizados porque no disponen de medidas eficaces para hacer frente a subidas de precios que están provocadas por desajustes en la economía real y no por causas monetarias. ¿Para qué va a servir que suban los tipos de interés cuando los precios aumentan porque las cadenas de suministro están bloqueadas? ¿Cabe pensar que el aumento de costes financieros provocado por tipos más elevados no se va a trasladar a los precios?

La combinación de la crisis industrial global manifestada ya antes de la pandemia y los efectos de esta última han dejado desnudos a los bancos centrales. El armamento ideológico que los ha pertrechado desde que son independientes les impide enfrentarse con eficacia a la inflación cuando no nos podemos permitir que se aborte la recuperación ya de por sí débil y problemática en la que estamos.

Centrarse ahora en la inflación olvidando la necesidad de crear empleos y de evitar nuevas crisis empresariales es suicida; hacerle frente con medidas exclusivamente monetarias cuando proviene principalmente de un bloqueo de la oferta y del poder sobre el mercado de grandes oligopolios es un dislate; dejar que la imprescindible financiación pública de la inevitable transición eco-digital que se acerca quede en manos de los mercados es dinamitarla; seguir haciendo una política monetaria que concentra la riqueza y aumenta la desigualdad sin cesar es incendiario.

Urge cambiar el estatuto de los bancos centrales y la orientación de la política monetaria para hacer frente a la situación actual y al futuro económico más inmediato. Es imprescindible establecer que no persigan la estabilidad de precios como único objetivo sino también la generación de actividad productiva y el empleo, la sostenibilidad y la equidad; deben asumir la financiación de los gobiernos para frenar el crecimiento de la deuda pública y hacer posible la inevitable transición ecológica y digital que se avecina; han de liderar planes de reestructuración de la deuda acumulada a causa de la pandemia; deben actuar coordinadamente para conseguir el buen funcionamiento del conjunto de las políticas económicas; y han de actuar sometidos al debate y escrutinio público porque no toman decisiones técnicas sino tan políticas como las que adoptan los gobiernos.

13 comentarios

Jose 16 de diciembre de 2021 at 20:19

Es verdad. Lo mas importante es crear empleo digno. Convertir los bares en centros de investigación punterod a nivel mundial y todo eso con una universidad que está por debajo de muchos países subdesarrollados. Todo clases magistrales defasadas traducidas de otros países que han contribuido mucho más que el nuestro incluso con menos pib per cápita. La pregunta del millón y vd si fuese banco central ¿ que hubiera hecho ? Y no después de que ha pasado, si no antes.

Responder
Liborio Guaso 17 de diciembre de 2021 at 13:34

LOS BANCOS CENTRALES EXISTEN PARA APARENTAR QUE SE TIENE ALGUN CONTROL SOBRE LA ECONOMIA. EN LA PRACTICA SON PARTE DE DE LOS MANEJOS SUCOS DE LA ECONOMIA.

Responder
Antonio Gutierrez 17 de diciembre de 2021 at 14:36

Muy buen artículo y muy de acuerdo, y el gran público ignorante a todo esto, dando por supuesto que la tecnocracia no se discute ni se debate, y por lo tanto está por encima de la voluntad y de decisiones política.

Responder
Jack Pontiac 17 de diciembre de 2021 at 18:11

Los bancos centrales en manos de los partidos políticos o de los parlamentos el desastre sería peor, lo que necesitamos son otras instituciones que demuestren ser más eficaces, y estas deben de surgir ahora, en plena crisis, pero nada de eso está ocurriendo en el mundo.

Responder
Eduardo Saborido 18 de diciembre de 2021 at 01:03

Pero Juan, el gran público no sabemos del gran poder «independiente» del Banco Central, de los ancos Centrales, si eso es así merece una lluvia informativa simple y directa y muy didáctica, no ?

Responder
Otro Jose 18 de diciembre de 2021 at 03:35

Muchísimas gracias de nuevo, Juan, por tu extraordinario esfuerzo de clarificación y desmitificación de los tabús económicos.

Responder
Carlos Herranz Martin 18 de diciembre de 2021 at 08:40

Yo creía que los únicos bancos decentes eran los públicos. Pues no, los únicos bancos decentes son los de los parques.
Y digo mas, en esta mierda de sociedad, la ciudadanía, tenemos la mierda que nos merecemos.
Este mundo se va al carayu porque es lo que nos merecemos.

Responder
Jaime 18 de diciembre de 2021 at 17:43

Son una colla de ladrones, los Bancos Centrales y en especial el Banco Central Europeo. Me suena a Administración de Justicia y Jueces independientes. Eso es una quimera. Una estafa a la mente humana.
Ejemplo: Banco Central presta dinero «gratis» a los Bancos y Cajas de Ahorros – las pocas que han quedado -. Estos y estas compran DEUDA PUBLICA de los Gobiernos al 3,4 y 5% sino más. ESTAFA CLARISIMA, es un ATRACO. Es un auténtico regalo a los bancos y una autentica estafa a los ciudadanos.
Son INDEPENDIENTES, no tiene ninguna responsabilidad, pero esto que es?
Y todo el mundo callado.
Esto que es, que pasa en este País?
No lo entiendo!
Como siempre un super artículo, enhorabuena, al menos hay una persona que se da cuenta de la mierda de este País y se esfuerza en explicarlo.
Salud!

Pd. No tengo ganas de comentar más, da todo pena…

Responder
Miguel Gómez Pérez 18 de diciembre de 2021 at 20:29

¿Excelente artículo! Pone el dedo en la yaga.
Totalmente de acuerdo con esto :»Urge cambiar el estatuto de los bancos centrales y la orientación de la política monetaria para hacer frente a la situación actual y al futuro económico más inmediato.»
Urge, que la emisión de dinero no tenga un interés financiero, sino social y ecológico…Urge pasar del ego-sistema al eco-sistema…Urge generar colectivamente alternativas reales, que sean viables desde el punto de vista estructural y no meras conjeturas teóricas inconexas e irrealizables…Urgen unas cuantas cosas más…
El problema, mi apreciado Don Juan, es que no tenemos otra cultura del dinero…Otra cultura donde el dinero sea un medio para ciertos fines, como los que he citado, en lugar de un fin en sí mismo. Por muy demócrata que me considere, no veo a los electores de ninguna de las democracias que conozco, con la capacidad técnica, ni con los conocimientos para poder tomar decisiones de tal envergadura y profundidad. Sencillamente, porque hasta el preciso momento, el conocimiento real del funcionamiento real, del sistema financiero y de las políticas monetaristas que tanto nos influyen, es ajeno a la inmensa mayoría. Y este permanece prácticamente opaco…
Y de ahí precisamente la importancia de sus artículos y de sus libros, como el del terrorismo financiero…
¡Muchas gracias ! por este artículo y por compartir sus análisis y puntos de vista…

Responder
Jaime 18 de diciembre de 2021 at 22:17

En primer lugar agradecerle a mi profesor virtual, D. Juan Torres López, sus artículos. Son una maravilla.

En relación a este artículo y si queréis ver videos sobre lo que son los BANCOS CENTRALES aquí os envío un video.

Max y Stacy:

Max Kaiser y Stacy Herver, tienen lo menos 100 videos hablando de los BANCOS CENTRALES. Y los ladrones que son.

Y escuchar la persona que viene invitada en cada video.

Hace 10 años que se creo este canal RT Rusia.

https://www.youtube.com/watch?v=5yA7jYoS6G0

Salud amigos!

Advertencia: Max y Stacy, son fanáticos del Bitcoin, es la pega. Pero han hecho más de 100.000 multimillonarios con el bitcoin. Yo no compre bitcoin cuando valían 1 euros y nadie los quería porque no comprendía de que va el tema, y cuando compré hace 2 años 50 euros, me da sensación que en la actualidad es una estafa piramidal. Se me pasó el carro. Ahora pienso que es una estafa piramidal. Y especulación pura y dura.
Ahora, pude comprar cuando valía 1 bitcoin = 1 euro. Hoy, ahora mismo, un Bitcoin igual a 46.873 USD.

Responder
Miguel Ángel 23 de diciembre de 2021 at 21:11

Hola Juan. Me ha gustado mucho el texto.De lo expuesto en él lo que me llama la atención es el siguiente párrafo:

«Sin embargo, los bancos centrales no han sido capaces de prever que los precios se iban a disparar. Y, lo que es mucho peor, no pueden hacer nada para evitarlo, salvo subir tipos de interés y dejar de financiar a los gobiernos (directamente o por la puerta de atrás), dos medidas que provocarían un destrozo descomunal en todas las economías sin que sea seguro que frenasen la inflación actual.»

De este párrafo que nos indicas surgue la sigueinte pregunta:

Si como afirmas al final del párrafo, «…sin que sea seguro que frenasen la inflación actual»

¿Si las tasas de interes no frenan la inflacion, entonces se necesita una Depresion para ello, con el desastre económico y social que causaria? y si es así , si se necesita una Depresion para bajar la inflacion porque las tasas de interes no pueden ¿No es necesrio pensar un mundo postcapitalista y postneoliberal?…Gracias.Abrazos.

Responder
Jose 25 de diciembre de 2021 at 15:34

A Miguel Angel:
Hoy en día y desde hace mucho tiempo, si que existen alternativas a post – archi – neo – mega – liberalismo.
China es un régimen comunista y la segunda economía mundial forjada a lomos del esclavismo y la búsqueda por parte de occidente de mano de obra barata, con la aquiescencia de las oligo autoridades inamovibles del partido comunista chino, se ha conseguido que china llegue al lugar donde está en pocos años. El esclavismo da para mucho. También en el neo mega post comunismo.
Hay economías como Cuba, Venezuela, Corea del norte, Bielorusia, que son una alternativa de éxito rotundo la ka economía neo ultra mega archi liberal. Dolo hay que dejarles dar frutos. En todos estos países, no es que brille la transparencia ni financiera ni de ningún otro tipo. Les daremos tiempo. En cuanto a Rusia, mantiene su excelencia en pura propaganda sobre cualquier país pero es de todo menos una economía social, si es que lo ha sido alguna vez. Formalmente lo fue, aun que cayó por su propia corrupción y baja productividad ( excepto para fabricar armas que siempre ha sido su prioridad junto con la propaganda y el espionaje )
Ó sea que no me diga que no hay alternativas actuales a los neo ultra mega….

Responder
Jose 27 de diciembre de 2021 at 16:17

Parece que el pueblo, cuanto más feliz y CONTONTO, perdon contento, pues mejor

Responder

Dejar un comentario