Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López
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¿Para qué sirve la voluntad del pueblo?

“La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público”. No lo digo yo. Es lo que dice el artículo 21.3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Una afirmación rotunda y que parece debiera cumplirse para poder considerar que un poder público es legítimo y democrático. Sin embargo, los ejemplos concretos de su incumplimiento, justamente en los países que más alardean de ser los grandes defensores los derechos humanos, se podrían contar por cientos o miles.

Voy a poner tan solo uno referido a lo que está ocurriendo en Gaza.

Una encuesta realizada en Estados Unidos el 18 y 19 del pasado mes de octubre mostró que el 66% de los votantes estadounidenses están “muy de acuerdo” o “algo de acuerdo” con la siguiente afirmación:  Estados Unidos debería pedir un alto el fuego y una reducción de la violencia en Gaza.

Sin embargo, el gobierno de Biden no sólo no reclama ese deseo de la gran mayoría de su pueblo sino que ha negado taxativamente cualquier posibilidad de que haya alto el fuego o de que Estados Unidos lo reclame.

En el Reino Unido, el porcentaje de los ciudadanos que desean el alto el fuego es aún mayor que en Estados Unidos: el 76%, según otra encuesta. El gobierno de Rishi Sunak no sólo no ha hecho suyo ese deseo sino que ni siquiera votó a favor del envío de ayuda humanitaria a Gaza en Naciones Unidas.

En Canadá, el 35% de la población cree que debería pedirse un alto el fuego temporal para ayuda humanitaria y otro 30% uno total e inmediato. Al menos, su primer ministro, Justin Trudeau, ha reclamado una pausa humanitaria lo suficientemente larga como para volver a encaminarse hacia una solución de dos Estados.

En Gaza, el 62% de la población estaba en contra de que Hamás rompiera el alto el fuego y la mitad pensaba que debería dejar de pedir la destrucción de Israel y aceptar una solución permanente de dos Estados basada en las fronteras de 1967.

Una encuesta realizada en Israel en julio de este mismo año mostraba que una mayor parte de su población estaba a favor, entre otras cosas, de acuerdos de paz basados en una solución de dos Estados, establecer un mecanismo de coordinación conjunto israelí-palestino-jordano para evitar la escalada y reducir las tensiones en los lugares sagrados de Jerusalén, o de cooperar con los palestinos para afrontar mejor la crisis climática. Sólo un 11% prefería seguir con la situación actual: luchar por la disuasión militar junto con el alivio económico, a cambio de calma.

Desconozco si hay más encuestas sobre este tema en otros países. Las que he mencionado me parece que son suficientes para mostrar que los gobiernos de las potencias que podrían instaurar la paz en Gaza, así como el de Israel y Hamás, están actuando en contra de la voluntad de sus pueblos. Lo mismo que en muchas otras cuestiones también de gran importancia.

Los gobiernos no toman en cuenta lo que desea la mayoría de la población de sus países cuando adoptan las grandes decisiones de las que depende nuestro bienestar, la vida en el planeta y la paz. Si cumplieran con lo que dicen las leyes que ellos mismos han elaborado y dicen defender, y con las declaraciones, compromisos y tratados internacionales que han firmado, el mundo sería de otro modo, creo que mucho mejor. Muy posiblemente, ni ahora habría guerra en Ucrania, ni Hamás hubiera realizado su criminal matanza terrorista, ni Israel estaría cometiendo un genocidio en Gaza.

13 comentarios

Wenceslao 13 de noviembre de 2023 at 10:00

Ya hace mas de 90 años un tal Joseph Goebbels se dio cuenta que “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.

Si la gente cuando vota, fuera consiente de a quien elige, es decir que se informará de quien es la persona en la que deposita su «voto» y para quien trabaja en realidad, otro gallo nos cantara.
Mientras la gente siga colocando en los puestos de dirección de su «país» a personas que no trabajan para el pueblo, para la mayoría sino para poderes espurios que no son elegidos, se seguirán produciendo matanzas como la de gaza y gente se regocijará viendo en la tele como «justifican los medios esa carnicería» porque la ejecutan unos con el derecho de ser supuestos demócratas.

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Ángel Viviente Core 13 de noviembre de 2023 at 20:02

Muy sabio
Lo que haces ver denota lo poco que valen, en pleno siglo XXI, las opiniones de la gente. No es exactamente el medievo, pero endulzado. ¡Qué triste!

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Iluso 13 de noviembre de 2023 at 20:20

Que los gobiernos no tienen en cuenta la opinión del pueblo e incumple reiteradamente los programas electorales, es cada vez más evidente. Lo peor es que la ciudadanía tiene tal nivel de resignación ante estos hechos que lo acepta como algo dado que no se puede cambiar. Hemos sido disuadidos de que la única participación democrática posible es ir a votar resignadamente cada cuatro años. Si a eso añadimos la existencia de una izquierda que se limita a gestionar lo posible sin cuestionar el cono del sistema y sin ofrecer alternativas, tenemos el círculo perfecto de la inmovilidad.

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Manuel 13 de noviembre de 2023 at 20:31

Al igual que ocurre en los partidos políticos, que en teoría deberían ser las bases las que deciden que dirección toma el partido y no las cúpulas, en la práctica son los varones del partido los que dicen a las cúpulas lo que hacer, porqué los que agarran el poder no lo hacen sintiéndose servidores del pueblo sino sus putos y soberanos amos,
El pueblo es conformista y pancho, y muy manipulable, el capital manda, junto al clero y lo militar, en realidad el pueblo no es el soberano si no don dinero, lo demás cantos de sirena para para hacer tragar al pueblo que con pan y circo ya tiene bastante, y si se solivianta palos y cadenas, es la historia de la humanidad.

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Rafael Bascón Moreles 13 de noviembre de 2023 at 22:33

Compañero Juan, me extraña que no hayas señalado la causa de por que los gobiernos, en su mayoría, no escuchan a sus pueblos. Están al servicio de los poderosos y poderosas del mundo y de sus propios egos para mantenerse en el poder a cualquier precio.

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Satur 14 de noviembre de 2023 at 01:33

Esto no es de ahora, el «GRAN PODER FINANCIERO», desde hace más de 100 años viene haciendo lo que le conviene y cada día con más control, dominio e imposición sobre los esclavos de la base de la «Pirámide Capitalista»-

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Francisco 14 de noviembre de 2023 at 12:25

La gente cabal suele tener dos finales: la ejecución o la subida a los altares para olvidarles a continuación.

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luis 14 de noviembre de 2023 at 12:58

Es el mundo (minoritario pero predestinado) basado en reglas. El otro día nos lo recordaba Sánchez, ufano. Las suyas, las de ellos. El Tribunal Penal Internacional ha condenado a 51 personas. Menos 3, todas africanos. Imagino cuáles son las otras 3. Y el socialdemocratismo mundial recordándonos los malos que son sus primos. Estoy buscando la reunión de Málaga, pero las importantísimas resoluciones no aparecen por ningún sitio. Seguiremos buscando. En 1975 en el PSOE no podías decir que respetabas a los socialdemócratas suecos, pacifistas y bienestaristas. Ellos eran más rojos, o verborrojos. .Incluso, quién nos iba a decir que seríamos aliados de nazis. ¿Y los verdes alemanes desde Yugoslavia?

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Antonio Moll 14 de noviembre de 2023 at 14:06

Es muy triste . En el fondo todo depende de la ciudadania ,Si hubiera un sistema por el que la gente se diera cuenta de que todo depende de ella .

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juanpa 14 de noviembre de 2023 at 16:33

El genocidio israelí sobre Gaza me produce especial desazón, pero los gobiernos se saltan lo que la gente piensa y por si acaso hasta prohíben manifestarse a favor de parar lo que allí sucede limitándose a demandar un temporal alto el fuego humanitario y a quienes se manifiestan o bien se silencian las protestas o se tachan de antisemitas. Al lado de ese ejemplo está también otros menores como el adelanto-retraso de las horas en nombre de un supuesto ahorro energético., mientras hablan con la boca grande de que
«los ciudadanos exigen…»

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Inigo 15 de noviembre de 2023 at 01:03

Me llama la atención las diferencias entre la encuesta que menciona del Washington Institute (con una muestra de 500 personas palestinas y 1000 árabes, no sé qué representatividad puede tener una n tan pequeña) en comparación con esta otra encuesta de hace 8 meses:
https://pcpsr.org/en/node/938

¿Qué explicación le encuentra a estas diferencias tan sustanciales?

Un saludo

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Jorge Moya Doménech 16 de noviembre de 2023 at 11:26

Creo que en Brasil se vota con la huella digital, que es fácil el voto y que el escrutinio es inmediato. Creo que la democracia participativa no consiste en votar cada cuatro años. Consiste, en que cada vez que un gobierno toma una decisión de gran calado como la que comentas – hay muchas otras – por este sistema de voto se podría consultar al pueblo y controlar al gobierno participativamente, durante su mandato.

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Juan José 24 de noviembre de 2023 at 10:59

Los resultados de esas encuestas permiten recobrar la confianza en la humanidad y el deseo compartido de un mundo más justo.

Sin embargo, la opinión que se traslada por la inmensa mayoría de los medios de comunicación es la contraria, esto es, que la mayoría de la población apoya las decisiones de sus gobiernos, que incomprensiblemente van en sentido opuesto a sus deseos.

Y, además, no les importa contrariar así a sus ciudadanos por que saben que cuentan con ese mismo monopolio informativo para cuando quieran hacérselo olvidar, magnificando cualquier otra noticia que les interese.

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