Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

¿Para qué sirven los sindicatos?

Un reciente estudio de Jordan Brennan, investigador del Canadian Centre for Policy Alternatives y del Institute for Research on Public Policy ha revelado algunos datos interesantes sobre el papel de los sindicatos en la economía (el estudio es este y puede leerse pinchando en el título: Rising Corporate Concentration, Declining Trade Union Power, and the Growing Income Gap).

La teoría económica dominante afirma que el mercado es el mejor sistema para asignar los recursos y que por sí mismo establece el precio óptimo para todos ellos. En relación con el mercado de trabajo dice que, sin necesidad de intervención, el salario se determina allí en virtud de la aportación que cada trabajador añada al producto total (lo que llaman su «productividad marginal»). Gracias a ello, nos dicen que los salarios que se determinan a través del mercado no solo son los más eficientes sino los que aseguran la justicia distributiva.

Pues bien, lo que Brennan ha descubierto, estudiando datos de los últimos cien años, es que eso es falso porque los salarios no vienen determinados en función de esa productividad marginal sino que dependen del poder que tengan instituciones como las grandes corporaciones o los sindicatos. Concretamente, ha demostrado que la mayor concentración de las corporaciones exacerba la desigualdad de ingreso bajando los salarios mientras que cuando el poder de los sindicatos es mayor la desigualdad disminuye porque sube la masa salarial.

En 1935 la densidad sindical, el porcentaje de población trabajadora sindicada, era del 8% y el porcentaje del ingreso total nacional que iba al 99% de los trabajadores con menos salario era del 44%.

La densidad sindical en los años 1970 subió al 30% y el porcentaje de ingreso total que iba para el 99% de salarios más bajo era el 54%.

Desde los años siguientes a los 80 de siglo pasado la densidad sindical bajó y ahora es del 11% mientras que el porcentaje de ingreso total para el 99% de salario más bajo ha disminuido al 41%.

Queda claro, por tanto, que la mayor o menor cantidad de masa salarial guarda una relación directa con el poder de negociación de corporaciones y sindicatos.

Por otro lado, Brennan también demuestra que el mayor porcentaje de ingreso que fue a parar a las grandes corporaciones cuando bajó la masa salarial, por la menor afiliación sindical y al perder poder los sindicatos, no contribuyó a que creciera la economía y hubiese más inversión y más empleo, tal y como asegura la teoría económica neoliberal dominante que debe ocurrir.

Brennan demuestra que el crecimiento del PIB a partir de 1980, cuando el ataque de los gobiernos y las grandes empresas limitó el poder negociador de los sindicatos, crece mucho menos que en los años anteriores de mayor presencia sindical y de mayor participación de la masa salarial en el ingreso total. Y también demuestra que el mayor ingreso recibido por las grandes corporaciones en forma de beneficios gracias al menor poder sindical le ha permitido efectivamente gastar más pero que que ese mayor gasto no se dedicó a inversión creadora de activos fijos o empleo sino a recompra de acciones y a fusiones y absorciones de otras empresas para aumentar así su poder de mercado.

Los datos que proporciona Brennan hablan por sí solos: de 1895 a 1990 por cada dólar gastado en inversión en activos fijos por las empresas estadounidenses, se dedicaron 18 céntimos a fusiones y adquisiciones. Sin embargo, desde 1990, de cada dólar dedicado a inversión en activos fijos se dedicaron 68 céntimos a éstas últimas.

Esto es lo que ha permitido que la parte del mercado que dominan las 100 mayores empresas haya pasado de ser el 9% en 1990 al 21% actual.

Y esa mayor concentración es la que ha permitido que las grandes empresas hayan distribuido niveles record de dividendos a sus accionistas, y que hayan gastado en recomprar sus acciones (cuyo valor ellas mismas manipulan) más que en maquinaria o equipos, con el objetivo de que sus ejecutivos ganen más gracias a las stock options (opciones de compra sobre las acciones de su empresa) con las que se retribuyen.

En definitiva, los datos históricos demuestran que la mayor afiliación sindical fortalece a los sindicatos y aumenta su poder de negociación, que eso permite que suba la participación de la masa salarial en el conjunto del ingreso nacional y que, gracias a ello, la economía registra mayor crecimiento, más inversión y más empleo.

Por el contrario, la evidencia empírica muestra que menos afiliación y menos poder de negociación sindical aumenta el beneficio de las grandes empresas en perjuicio de la masa salarial y que eso lleva consigo más beneficio distribuido, pero menos gasto en inversión productiva y más en recompra de acciones y en fusiones y absorciones que concentran el mercado. Es decir, que a menor poder sindical, menos crecimiento, menos empleo, menos competencia y peor funcionamiento de la economía en general.

Eso es lo que dicen los datos, los hechos históricos. Lo demás, es pura ideología para encubrir el poder y los privilegios de las grandes empresas. Así que ya saben lo que se busca cuando se critica a los sindicatos y cuando se hace todo lo posible para que disminuya la afiliación sindical.

4 comentarios

verano08 6 de mayo de 2016 at 20:30

¿NECESITO PERTENECER A CC.OO?
Normalmente un escrito no comienza con una pregunta, sino con un titular relacionado con su contenido. Pero como vivimos tiempos de incertidumbre, en los que los cambios en la sociedad son tan acelerados, tenemos la necesidad de replantearnos cuestiones que hasta ahora las teníamos por definitivas, o encasilladas a un contexto determinado.
Hasta ahora, la acción del sindicato se circunscribía al ámbito de la empresa y a la defensa del trabajador en su puesto de trabajo; pero vivimos un nuevo contexto social en el cual el sindicato se ve en la necesidad de negociar situaciones sociales nuevas. Antes de la crisis, era misión de los sindicatos negociar convenios colectivos de empresa o de ámbito territorial, y en estos escenarios siempre fue importante la fuerza y organización del sindicato. Pero la crisis, (o esta colosal estafa que nos ha organizado el capitalismo) ha generado nuevos sectores sociales a los que el sindicato no puede abandonar. De los millones de parados, de las 700.000 familias que sobreviven sin ningún ingreso, o de los 2.000.000 de hogares en los que ninguno de sus miembros tiene trabajo, el sindicato no puede ser ajeno y eso obliga a negociar en otros escenarios, aunque los interlocutores sean los mismos. En toda negociación siempre gana el fuerte, el que tiene una posición de ventaja; da lo mismo que se trate de comprar una moto, una casa o de un convenio colectivo. Si cuando vamos a comprar una casa llevamos el dinero en el bolsillo, no conseguiremos el mismo precio que si el precio lo pone el prestamista, (o sea el banco), y en el convenio colectivo, o negociación con el gobierno, no conseguiremos el mismo resultado, si el sindicato tiene un millón de afiliados que si tiene cinco. En todo momento, si el negociador siente el respaldo y el estímulo de sus representados, su fuerza, o su actitud en la negociación no será la misma.
Es imposible, al menos para mí, describir en un folio, el nuevo contexto social en el que nos toca vivir. El capitalismo ya no tiene la necesidad de comportarse civilizadamente, por que ha desaparecido su contrincante ideológico, el comunismo. El capitalismo regresa a sus orígenes sin ningún escrúpulo, se sabe dueño de la victoria. La injusticia y la desigualdad fueron las causas que alentaron el nacimiento del comunismo; una vez desaparecido éste, el capitalismo no tiene ninguna traba para mostrarse tal cual es, y encima tiene la desfachatez de hacerlo en nombre de la libertad, (de unos pocos) a cambio de la esclavitud de la mayoría. El capitalismo es consciente que los sindicatos, son la última barrera que tienen que superar para que el conseguir sus objetivos no encuentre ningún obstáculo.
Es importante el número, pero también el compromiso moral y la militancia activa de los trabajadores y ciudadanos en general en una organización como CC.OO, que puede resultar una barrera infranqueable, si somos conscientes de la necesidad de unirnos en defensa de nuestros derechos y libertades y para enfrentarnos a una clase social minoritaria que detenta un poder que no le corresponde por tratarse de un reducido número de personas, ¿Acaso es democracia el que 85 personas tengan tanta riqueza como catorce millones?
Si el principio del escrito lo encabezo con una pregunta; la respuesta es, si; absolutamente imprescindible. Tendremos fuerza, si estamos unidos, o seremos débiles si aceptamos esos fundamentos falsos de su ideología que nos hablan de libertad. Pero esa libertad (su libertad) solo nos sirve para ser esclavos. Cuando los ricos están tan contentos con la libertad, los pobres tenemos que ser desconfiados.
UNETE A CC.OO

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narcizo johnson veyan 8 de mayo de 2016 at 11:04

El sindicalismo es una de las mejoras formas de unir fuerzas para poder conseguir mejores condiciones de trabajo que permita a las personas a lograr una vida plena y se vigile y destierre las malas practicas de las corporaciones, tambien lograr que los sindicatos no sean utilizados por partidos politicos que se enquistan y eso retraza la evolucion del sindicalismo

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Carlos Domínguez Ponciano 9 de mayo de 2016 at 12:51

El Sindicalismo Sociopolítico puede ser una buena herramienta en la Organización, Movilización y Negociación Social y Laboral. Los Sindicatos de Sector sólo pueden servir en casos puntuales y en sectores muy concretos, pero no es la respuesta Sociopolítica que espera la actual sociedad, ejemplo de ello son los Sindicatos de Sector como los de Médicos, de Controladores Aéreos, etc. Pero la actual situación estructural y coyuntural de la sociedad y las relaciones Capital – Trabajadores/Subempleados/Parados, exige de los Sindicatos una mayor implicación global, intersectorial y de compromiso sociopolítico con todos los Sectores.
Si los Sindicatos Mayoritarios no están dispuestos a implicarse más y más cada día, en la Coyuntura y la Estructura de las Relaciones Capital – Trabajo, estarán muertos o serán zombies en la estructura social
¿Qué deben hacer los Sindicatos Sociopolíticos y de Clase para ser más eficientes en la Coyuntura y Estructura de la relación Capital – Trabajo actualmente?
El tipo de respuesta que den los dirigentes a dicha pregunta será la Acción Sindical que determinará si son o no zombies.

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Asun 13 de mayo de 2016 at 08:54

Creo q los sindicatos son instrumento de ayuda y reivindicación de los trabajadores. Pero últimamente, tienen una versión demasiado «light». Prácticamente se han convertido en transmisores de la realidad que hay. Les falta más empuje, y no tener tantas relaciones con los poderes políticos

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