Aunque es pronto para saber el verdadero alcance de las últimas medidas financieras del gobierno no quiero dejar de manifestar mi opinión y preocupaciones sobre lo que se sabe de ellas hasta el momento.
La ministra de Economía ha anunciado que aumenta la exigencia de capital a las entidades financieras. Las cajas que no cumplan esas exigencias solo podrán hacerlo convirtiéndose en bancos. Si no lo logran, el gobierno advierte que las nacionalizará. Me surgen entonces varias preguntas y un temor:
– ¿Cómo es que se ha estado diciendo que el sistema financiero español era extraordinariamente solvente y ahora se sale con esto? Hay que exigir que se acabe ya con la ocultación y el disimulo contable y denunciar al Banco de España que no es capaz de garantizar que los españoles sepamos de verdad cuál es la situación real del sistema bancario y financiero.
– ¿Por qué obligar a que las cajas se conviertan en bancos renunciando así a su carácter de servicio público? Se puede conseguir mejor el objetivo de solvencia y adecuada financiación de la economía manteniendo su vinculación al servicio público. Lo que precisamente ha fallado de las cajas de ahorros es que en lugar de servir a los intereses públicos han actuado con la lógica de la banca privada y ahora se les quiere convertir en esto último. Justo lo contrario de lo que se debería hacer.
– ¿Por qué se insiste tanto en la mala gestión de las cajas cuando la inmensa mayoría de los directivos y banqueros que en los últimos años han sido condenados por estafas o engaños financieros, o que han sido salvados de ser juzgados solo gracias a su poder político, han sido precisamente los de la banca privada?
– ¿Por qué no se garantiza desde ya que las entidades que se nacionalizaran con dinero público no van a pasar luego a precio de saldo a la banca privada o a los fondos de inversión que son, ¡qué casualidad!, los que están impulsando y aplaudiendo esta medida?
– ¿Cómo es que el gobierno sigue dando vueltas, cediendo sin límite a los grupos financieros y no toma las riendas para garantizar de una vez que se resuelva el problema principal de nuestra economía en estos momentos que es la falta de financiación de las empresas y los consumidores?
– ¿Cómo se sigue consintiendo la usura de la banca que está prestando dinero incluso al 15% a los empresarios que quieren poner en marcha actividades económicas para crear riqueza y empleo? ¿Cómo se permite eso cuando los bancos están recibiendo dinero público incluso al 1%? ¿Por qué se permite que en lugar de financiar a la actividad productiva dediquen sus recursos a especular con la deuda de los gobiernos y a destruir sus economías? ¿Por qué no se actúa inmediatamente contra esos banqueros e inversores que están practicando auténtico «terrorismo financiero», tal y como denunció con razón el Presidente de la Junta de Andalucía?
No quiero hacer juicios de intenciones pero la medida que acaba de tomar el gobierno y la forma y el momento en que lo ha hecho me produce un enorme temor. Huele demasiado a una estrategia clara: dar más dinero a los bancos a cambio de nada, y sanear primero a las cajas para entregárselas después a los bancos privados para que estos tapen con su patrimonio, con su cuota de mercado y con el dinero de toda la ciudadanía el agujero que ha producido su irresponsable y delictiva gestión financiera durante estos últimos años.
Si esto ocurriera finalmente, como me temo que puede ocurrir, se tratará de un robo gigantesco a la sociedad y al que los ciudadanos y ciudadanas decentes tendríamos que oponernos por todos los medios pacíficos y democráticos que tengamos a nuestro alcance.