Acabo de leer que el presidente Zapatero ha pedido que no se utilice el accidente de la central japonesa «para debatir sobre el futuro de la energía nuclear».
Deben creerse que somos tontos. Cuando hemos venido denunciando el peligro que comporta la energía nuclear, sobre todo cuando se convierte en un negocio que apura hasta el máximo los costes para ser lo más rentable posible, nos dicen que no llevamos razón porque es segura. Y ahora que se demuestra con total evidencia que no lo es nos dicen que no debemos debatir sobre su seguridad.
¡Que lo digan claro de una vez!: lo que quieren es que nos callemos, que nunca digamos nada, que no interfiramos en sus decisiones, que los dejemos hacer y deshacer para que los mismos de siempre sigan ganando dinero con el trabajo y el sufrimiento de los demás.
Es posible que la probabilidad de que se produzcan este tipo de accidentes sea baja pero lo relevante es que el daño que producen cuando suceden es grandísima. Ese es su peligro y lo que justifica que no se utilice la energía nuclear.
Podemos hacerle caso a Zapatero y al coro de periodistas y políticos pagados por la industria y callarnos. Pero entonces callemos para siempre, y también cuando nos hayan dejado sin nada o cuando nuestros hijos descubran que les hemos dejado un planeta lleno de mierda, de miseria y de muerte. Y podemos no hacerle caso, hablar bien alto y decirle que estamos hartos, que la indignación ya se nos sale por la boca y que no podemos aguantarla más dentro de nosotros, y reaccionar, también, de una vez para siempre.