Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

Sobre izquierdas y derechas, mujeres y hombres

 Hace unos días escribí un comentario sobre lo paradójico que resultaba que siendo Izquierda Unida una organización claramente más a la izquierda que el Partido Socialista no reflejara en su interior la igualdad de género que, sin embargo, es un atributo hoy día inexcusable del “ser de izquierdas” (y no solo de la izquierda sino del progreso entendido en su sentido más primitivo y elemental).
 Parece  que no me expliqué bien y he recibido comentarios que yo creo que me malinterpretan y que llevan la discusión a temas que no digo que sean irrelevantes sino que yo no planteé. Me explico de nuevo de forma más clara y rotunda.
 Planteo primero tres hechos que yo percibo y sobre cuya realidad o certeza es sobre lo que creo que habría que pronunciarse. Y después, tres consecuencias de su reconocimiento.
 Primer hecho. Yo creo que una parte importante de la base social del Partido Socialista, de su electorado, de su militancia y de sus cargos públicos o dirigentes (sin duda, una parte menor en este último campo) es de izquierdas, progresista o como se les quiera llamar, es decir, deseosa de que la sociedad cambie en el sentido de un avance hacia lo que comúnmente consideramos “de izquierdas”: igualdad, justicia, reparto… Por supuesto, eso no quita que sea evidente que otra parte es más o incluso muy conservadora y que, sobre todo en relación con los asuntos claves del gobierno, sea la que tenga más poder y se lleve el gato al agua.
 Segundo hecho. Yo creo que cuando alguien trata de llevar a cabo una actuación transformadora no siempre puede realizar en la práctica lo que se propone. Igual ocurre cuando un partido de izquierdas están en el gobierno porque generalmente no dispone del poder suficiente para transformar todo aquello que desea y en el sentido deseado.
 Tercer hecho. La igualdad de género es un elemento que inexcusablemente debe acompañar a cualquier proyecto de transformación social no ya de izquierdas sino elementalmente democrático. La paradoja que aparece la puedo expresar m
 claramente en forma de silogismo: No se puede ser de izquierdas sin defender y practicar la igualdad de género, una organización de izquierdas no practica la igualdad de género, ¿puede ser considerada entonces como de izquierdas esa organización?
 Si se acepta que estos tres hechos son ciertos, resultan tres consecuencias políticas muy, muy importantes:
 Primera consecuencia: Confundir el todo del partido socialista con la parte de sus sectores más conservadores y poderosos, invisibiliza a quienes dentro de él o a su alrededor aspiran a que adopte posiciones más avanzadas. Y de esa forma se deja de influir y a apoyar a esas corrientes, fortaleciendo de esa manera a la derecha y creando así condiciones mas difíciles para la transformación social.
 Segunda consecuencia. Si en lugar de considerar las dificultades de entorno y de poder que impiden que los gobiernos de izquierda vayan todo lo rápido y adelante que quisieran y nos limitamos a hacer juicios de intenciones, no hacemos sino desmovilizarnos y dejar de mostrar a la gente las circunstancias reales que frenan la transformación social.
 Tercera consecuencia. Si no somos conscientes que hay elementos esenciales que deben ser inherentes a una posición coherente de izquierdas se llega a una especie de esquizofrenia política: se ofrece a los demás lo que en el interior no se tiene. Por eso los electores rechazan siempre a los partidos con disputas internas mal llevadas, a quienes muestran que no saben gobernar su diversidad interna, a quienes no practican lo que proponen a los demás…Esto es lo que yo pienso. Lo demás creo que lo han puesto mis comentaristas. 

 

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