Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López
Image default

¿Un nuevo «Consenso de Washington»?

Publicado en Público.es el 12 de mayo de 2023

En 1989, el economista John Williamson habló por primera vez del «Consenso de Washington» para referirse a las ideas o principios de política económica que debían seguir aquellos países que quisieran ser bien acogidos y apoyados por las instituciones que tienen su sede en la capital estadounidense: Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial o Tesoro de los Estados Unidos. Tales principios constituían la ortodoxia neoliberal que es bien conocida: privatizaciones, disminución de gastos sociales y de impuestos, plena apertura exterior libertad de movimientos de capital, desregulaciones…

Como he explicado con más detalle en mi reciente libro Más difícil todavía, la crisis que se estaba gestando en 2019 y luego el impacto de la COVID han obligado a reconocer, ya sin tapujos, que esas políticas del neoliberal Consenso de Washington eran literalmente inútiles para seguir haciendo frente a los problemas que ellas mismas habían generado: creciente vulnerabilidad financiera, hiperglobalización que genera demasiada inseguridad y bloqueos permanentes, cambio climático descontrolado, deuda gigantesca e insostenible y una enorme desigualdad que produce tensiones sociales muy peligrosas.

Los dirigentes políticos de Estados Unidos han ido por delante a la hora de reconocer ese fracaso y en las últimas semanas se prodigan las declaraciones que ya expresamente propugnan la puesta en marcha de un nuevo Consenso de Washington.

Lo hizo hace poco la Secretaria del Tesoro Yanet Yellen y el pasado día 27 de abril el Asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan.

Este último dio un discurso en el que señaló los nuevos desafíos a los que se enfrenta Estados Unidos y la estrategia para hacerle frente que es una auténtica enmienda a la totalidad de las políticas neoliberales de los últimos 40 años.

Sullivan señala que Estados Unidos no puede seguir defendiendo sus intereses estratégicos asumiendo principios que la realidad ha demostrado que no funcionan. Concretamente, que “los mercados siempre asignan el capital de manera productiva y eficiente”, que “todo crecimiento fue un buen crecimiento”, que “la integración económica haría a las naciones más responsables y abiertas” o que la industria privada está preparada por sí sola «para hacer las inversiones necesarias para asegurar nuestras ambiciones nacionales».

La aplicación de esos principios, señala Sullivan, ha dejado como herencia a Estados Unidos una industria vaciada que le impide innovar en tecnologías punta y prosperar, una peligrosa dependencia económica de China, crisis climática y una democracia dañada por la desigualdad.

A partir de este reconocimiento de la situación Sullivan plantea cuatro grandes desafíos que definen un marco estratégico completamente distinto al neoliberal.

El primero es poner en marcha una política industrial nacional que lleve los recursos a los sectores «fundamentales para el crecimiento económico» y «estratégicos desde una perspectiva de seguridad nacional» sobre la base, ya mencionada, de que eso no puede hacerlo por sí solo ni el mercado ni la industria privada, sino que será necesaria una gran cantidad de inversión pública.

El segundo se basa en «trabajar con nuestros socios para garantizar que también estén desarrollando capacidad, resiliencia e inclusión» y, para ello, desarrollar un nuevo tipo de integración económica porque, dice Sullivan, «las dependencias económicas que se habían acumulado a lo largo de las décadas de liberalización se habían vuelto realmente peligrosas» para Estados Unidos. Al respecto cita, muy significativamente, unas palabras recientes de la embajadora y Representante de Comercio de Estados Unidos, Katherine Tai: «No hemos jurado la liberalización del mercado».

El tercer desafío que plantea es el de hacer frente al cambio climático sin necesidad de sacrificar por ello el crecimiento económico sino, por el contrario, avanzando hacia una transición energética justa y eficiente con «inversión deliberada y práctica para impulsar la innovación, reducir los costos y crear buenos puestos de trabajo».

El último desafío es el de «la desigualdad y su daño a la democracia» porque «las ganancias del comercio… no llegaron a muchos trabajadores… mientras que los ricos lo hicieron mejor que nunca». Teniendo en cuenta, señala Sullivan, que los impulsores de la gran desigualdad han sido claros: «recortes de impuestos regresivos, recortes profundos a la inversión pública, concentración corporativa sin control y medidas activas para socavar el movimiento obrero que inicialmente construyó la clase media estadounidense».

La estrategia global que trataría de dar respuesta a estos desafíos es mucho más que innovadora en su planteamiento teórico y da completamente la vuelta a las tesis neoliberales. Así es cuando habla, por ejemplo, de eliminar «los paraísos fiscales corporativos»; «mejorar las protecciones para el trabajo y el medio ambiente»; «abordar la corrupción»; «fortalecer los derechos laborales y ambientales»; «abordar la angustia de la deuda» para ver «un alivio genuino» y que «todos los acreedores oficiales y privados bilaterales compartan la carga».

Dice Sullivan que el éxito de una estrategia de este tipo se basa en asumir que «el mundo necesita un sistema económico internacional que trabaje para nuestros asalariados, que trabaje para nuestras industrias, que trabaje para nuestro clima, que trabaje para nuestra seguridad nacional y que trabaje para los países más pobres y vulnerables del mundo».

No cabe duda de que, si se llevaran a cabo, estos principios conformarían un planeta muy diferente y mucho más próspero y satisfactorio que el de ahora, tras ya más de cuarenta años de políticas neoliberales. La pregunta que cabe hacerse, por tanto, es si estas ideas que promueve la Administración Biden pueden llegar a convertirse en un nuevo consenso que guíe las políticas económicas en todo el mundo.

A mi juicio, hay algunas razones que impiden pensar que eso vaya a ser posible.

La primera es bastante elemental. Mientras persista el extraordinario grado de polarización que hay en Estados Unidos, será imposible que se lleven a cabo todas las medidas que sería necesario poner en marcha en una estrategia de esta naturaleza. La mayor parte de las medidas de alcance internacional o incluso nacional de esa estrategia necesitan del apoyo del Partido Republicano y eso es prácticamente imposible que se produzca.

La segunda razón que hace muy difícil que Estados Unidos pueda volver a diseñar una estrategia capaz de convertirse en un consenso internacional es que se basa en el aislamiento de China e incluso en la declaración de una auténtica guerra comercial, como casi ha empezado a ocurrir al establecerse controles de exportación e importación. Y es muy ingenuo creer que en ese conflicto sólo se van a ver involucradas las dos potencias. Provocará, por el contrario, el inicio de una nueva economía de bloques (realmente ya iniciada tras la invasión de Ucrania).

En este último sentido no cabe hacerse ilusiones. Con la potencia económica y la influencia política de China, la única posibilidad que tiene Estados Unidos de sacar adelante una estrategia industrial como la explicada más arriba, basada en superar al gigante asiático, se basa en involucrarlo en un conflicto militar, pues este es el único ámbito en el que tiene clara superioridad. En última instancia, en un conflicto directo, a causa de Taiwán, y si no, en otros indirectos que debiliten a China o a sus aliados potenciales, como ocurre ahora con el de Ucrania. Desgraciadamente, el horizonte que cabe esperar no es el de la cooperación e integración internacionales, sino el de más armamentismo y guerras.

14 comentarios

Juan Antonio de Mula Durán 17 de mayo de 2023 at 10:13

De acuerdo respecto a la imposibilidad de que EEUU pueda llevarlos a cabo.
Pero porque trasladar ese necesario marco o escenario a las políticas de UE; marco cuyos desafíos, por otra parte, ya son bien conocidos por quienes deseamos una economía social.
Aprovechemos la oportunidad de la presidencia española de la UE para intentar que estas premisas tomen cuerpo en un documento de consenso o directiva en Europa.
Adelantémonos por una vez a los EEUU.

Responder
Tito 17 de mayo de 2023 at 11:53

» pues este es el único ámbito en el que tiene clara superioridad. »
O sea que en el único ámbito que tienen superioridad los estados unidos es en el militar. Eso es equivalente a decir que China es superior en todos los ámbitos a EEUU menos en el militar ( es superior en PIB, es superior en PIB PER CÁPITA, es superior en respeto a los derechos humanos, en libertad de expresión , en ciencia y tecnología ) eso es lo que se desprende de sus afirmaciones.
Que el capitalismo y el libre mercado y las teorías neoliberales no son perfectas, es una afirmación real por que no hay nada creado por el hombre que sea perfecto. Entonces, habría que decir que el sistema socialista tampoco es perfecto ( se pueden repasar los efectos devastadores que han producido a lo largo de la historia ) , pero en la realidad lo que ocurre es que hay sistemas que no son perfectos y otros que no llegan a brindar ni el mínimo resultado en ningún frente, incluidos los derechos humanos. Es el caso del socialismo, cuanto más próximo al marxismo peor.
Entonces, deberíamos quedarnos con lo menos imperfecto.
Ahora bien, según preferencias personales, se puede decir perfectamente que en lo único que supera EEUU a China es en lo militar.
Se puede decir que sistemas político-económicos como los que fueron la unión soviética, o son Cuba, Venezuela, Nicaragua, China y un largo etcétera, son sistemas ideales que proporcionan la felicidad a la especie humana. Cada uno es libre de opinar y de tener sus filias y sus fobias, incluso de ignorar la realidad de las cosas e incluso de confundir la realidad con un ideal, que por definición, solo existe en el mundo de las ideas.
Saludos

Responder
Julio 17 de mayo de 2023 at 13:51

Lo tienen muy difícil.

Responder
José Rodríguez 17 de mayo de 2023 at 19:00

EEUU no tiene aliados, solo intereses propios y trata de someter al resto de países para que lo asuman, o al menos, lo acepten como mal menor. Al imperio yanqui solo le interesa seguir siendo quien gobierne el Planeta y hará todo lo posible para conseguirlo, incluida la guerra. No hay nada más que ver el entreguismo brutal de la Unión Europea.
Por tanto, no espero que ese giro del neoliberalismo hacia un sistema más justo y equitativo se vaya a dar, desgraciadamente.

Responder
Jaime 70 17 de mayo de 2023 at 19:56

Que desgracia de EU!
Muy buen artículo, como siempre.

Responder
peperueda 17 de mayo de 2023 at 20:00

«Cada uno es libre de opinar y de tener sus filias y sus fobias, incluso de ignorar la realidad de las cosas e incluso de confundir la realidad con un ideal, que por definición, solo existe en el mundo de las ideas».
El problema es que no existe tal libertad cuando unos pocos detentan todo el poder económico y político y la gran mayoría ninguno

Responder
luis 17 de mayo de 2023 at 22:22

Lo de la superioridad militar de EEUU es una certeza que sólo tienen –o fingen tener– los atlantistas. Menos, en el caso de China y Rusia unidas. Y no sólo en cantidad, sino también en calidad, nos guste o no. Esa es una realidad ya aceptada por los militares de EEUU. Hay múltiples documentos sobre ello. ¿por qué los EEUU van a la estación espacial en naves rusas?

Los efectos desbastadores no han sido los del socialismo, sino los del monopolio del dólar sin respaldo (es decir, firmar cheques sin fondos ni límite) los de una economía depredadora (a veces creo que la URSS hubo de abandonar su sistema porque estaba en desigualdad con el sistema capitalista porque era la competición de un país con derechos sociales totalmente gratuitos (vivienda, sanidad, educación, descanso) frente a un país en el que todo te lo has de pagar tú, como en EEUU). El caso de Cuba es evidente: si con las sanciones se pretende derribar un gigante como Rusia ¿cuáles habrán sido los efectos sobre una pequeña isla aislada, valga el pleonasmo?. A ello añadamos un intercambio desigual, abusivo, entre países ricos (los menos) y pobres (los más). ¿Qué decir de unos prèstamos con intereses leoninos, que imponen políticas, que obligan a que lo recibido se gaste en sus productos, mano de obra barata mediante las multinacionales (o maquilas) etc. Eso por no hablar de guerras sostenidas. Invito a que en un gran mapa mundi se lancen hilos rusos que representen contiendas con otros países; y en otro color, hilos que reflejen las contiendas de EEUU. No hablaremos de las injerencias.

PIB: ya no se lo cree nadie. El PIB computa lo que los monopolizadores de los datos quieren. ¿De cuándo un PIB como el de Italia (Rusia) iba a aguantar el enfrentamiento de todo el atlantismo junto y coordinado? Aparte de que los datos de Occidente daban para la URSS un pib que era el 50% de EEUU. Recuérdese que la URSS arrastraba una primera guerra mundial, una guerra civil y una segunda guerra mundial, más las sanciones, que no son ahora una novedad. El gran error fue el enfrentamiento URSS China. Eso sí que es reprochable y torpe. Pero ya sabemos que Kruschev era un preGorvachov.

Derechos humanos: una buena lección sobre ellos los ha recibido Macrón de los dirigentes africanos. Sería bueno que se les escuche sin prepotencias racistas: son verdaderas lecciones de historia y de economía. .También se les pueden unir esos hilos de colores bélicos.

El problema de Rusia es que se ignora todo de ella. El otro día descubría dos autores de ese país que eran los inspiradores de obras como Ulises o 1984: Nosotros y Petrogrado. Se venden en España. Y aquí cayéndosenos la baba con el Ulises (que no logro terminar cada vez que lo empiezo) .

¿Sabemos que EEUU depende del uranio enriquecido de Rusia? ¿Cuantísimas materias similares conocemos?

La prepotencia occidental es tiene su asiento en la egolatría y la irracionalidad. Y ya sabemos qué decía el clásico: el soberbio es un monstruo que se devora a sí mismo.

Dicho todo esto para qué: Para pedir que juguemos con las reglas del ganar ganar y no las de tu pierdes, yo gano. Sobre todo si somos tan humanistas de los ddhh.

Respecto a España, nuestro amigo no se está comportando nada bien con nosotros.

Perdón por la redacción: la letra no es la más cómoda.

Responder
luis 18 de mayo de 2023 at 22:14 Responder
Juan Torres López 19 de mayo de 2023 at 13:16

Puedo estar de acuerdo con usted en que, existiendo potencias bien dotadas de armamento nuclear, no tiene mucho sentido hablar de superioridad de una de ellas, porque en un conflicto final habría destrucción mutua. Pero creo que, en términos operativos, Estados Unidos tienen hoy día superioridad militar.

Responder
luis 19 de mayo de 2023 at 14:08

Mis comentarios, al contrario de lo que pudiera parecer, están escritos en una clave pacifista; y el pacifismo no tiene peor enemigo que la suficiencia y la soberbia. Y este es el lenguaje que se fomenta en los medios occidentales, que por otra parte, han perdido la perspectiva de la realidad (¿de la verdad?) Retrocediendo en la historia, un exceso de prepotencia occidental (Suecia, Francia, Alemania, EEUU y aliados –14–) ha situado al mundo al borde del desastre. Desastre basado en la ficción de que la cosa sería un paseo. No, no sería un paseo. Los datos militares no son lo que parecen. Por ejemplo, tal país tiene 9.000 aviones. Pero no se aclara que el 60% están obsoletos. El panzer es una maravilla, se decía y luego demuestra lo obtusos que eran sus diseñadores, que no tuvieron en cuenta dónde se debía desenvolver, o que su alta tecnología era un problema, en cuanto que sus tanquistas no podían repararlo en el camino. En dos volúmenes de la IIGM el autor, totalmente simpatizante de los nazis, hace la siguiente observación: El problema fue que los alemanes se creyeron su propia propaganda. Ahora está pasando lo mismo. Opinadores de todo que saben de todo, crean unas espectativas irreales que se vuelven peligrosas. Los vietnamitas, o indochinos, o anamitas, que vencieron a los tres ejércitos más poderosos del momento (japoneses, franceses, nortemericanos) tenían un aserto muy sabio: para acabar con el enemigo hay que aprender a respetarlo. Por eso digo, hay suficiente documentación que debería volvernos prudentes y no triunfalistas, no ya sólo por pacifistas sino por bien informados. Lo que pasa es que, como ocurre con la economía, no siempre nos dicen qué hay.

Responder
Tito 20 de mayo de 2023 at 19:51

Señor Luis. Celebro que su escrito sea en cla e pacifista. Es la misma clave en la que algún partido conocido por ser socio del gobierno ha hablado siempre. En esa clave pacifista, bien estaría que Ucrania renuncie a la soberanía de varios de sus territorios. No en vano, fue la Rusia de putin la que inició algo que no es la guerra si no una operación militar especial cuyo responsable es occidente. También creo necesario acabar con la despreciable dominación de occidente de la cual usted forma parte involuntariamente como víctima sufridora de la ideología occidental de nuestro planeta que para más inri, incluye a Japón y Corea del Sur junto con Taiwan y Hong Kong. ( en cierto modo )
Estoy de acuerdo que el mundo occidental es el eje del mal. Es por eso que pienso que Europa debe alinearse con Rusia y China que son los países donde de verdad se respetan los derechos humanos, no como en occidente que además, mayormente, está formado por democracias liberales opresores. Creo que en aras del pacifismo, como decía una de las ministras de nuestro gobierno hay que hacer diplomacia de precisión para lograr parar esta guerra provocada por los belicistas de occidente a pesar de las intenciones pacifistas de China y Rusia, ya que este último, se vio forzado a iniciar una operación militar especial ( nunca una guerra que sería algo muy belicista)
También me gustaría saber de sus ideas concretas que seguro usted tiene de como conseguir la paz en Ucrania, que para su sorpresa también desean los Ucranianos y también los europeos para no gastar su dinero cochino y capitalista en armas como han venido haciendo hasta la operación militar especial ( que no guerra ya que son pacifistas )
Probablemente, la clave es que los ucranianos se conformen con su destino ya que con Alemania y el resto de países europeos, parecen ser nazis redomados.
A la espera de sus indicaciones:
Tito
P.D : volverá la revolución cultural y está vez saldrá bien.
Saludos

Responder
Tito 21 de mayo de 2023 at 09:53

Ah señor Tito:
La Unión Soviética, como conjunto de países comunistas y por tanto pacifistas que lo fueron, por supuesto, bajo el mando de Rusia comunista, que no permitió que se desmadrasen ni Hungría ni la antigua Checoeslovaquia, en las que también desarrollo sendas » operaciones militares especiales » que no guerras, en las que hubo un buen montante de muertos, en esos países comunistas y por tanto pacifistas, digo, es donde casualmente se destinó la mayor proporción sobre el PIB en armamento. Rusia es ahora ( a pesar de ser un país ultrapacifista ) la nación que más cabezas nucleares del mundo pero es por supuesto, por culpa de los demás, por la misma razón que Stalin ( comunista-pacifista ) tuvo que liquidar a todos los que intentaban pisarle y arrebatarle el poder, pero eso fue culpa de todos menos el.
Y es que esta claro:
URSS—> comunista –‘bueno
Rusia—-> deriva de la URSS —-> bueno
China —-> comunistas —–> muy listos y muy buenos
Occidente—–> nazis y liberales ( las dos cosas no encajan pero bueno ) —–> malos
Estados Unidos: —-> maliiiiiisimo
Europa—–> su esbirro
Y así sucesivamente
Tenga usted en cuenta que para que la gente entienda, hay que hacer resúmenes escuetos como éste por que la gente quiere que le aclaren quien es el bueno y quien es el malo.
Espero haberlo aclarado.
En la próxima revolución cultural Maoista ( que tanto ha aportado al mundo ) ganaremos y aplastaremos a los malos explotadores. No se si lograremos que los pobres del mundo levanten la cabeza pero si que eliminaremos a los ricos, que es lo que verdaderamente importa
Saludos a tod@s

Responder
JOSE LUIS 22 de mayo de 2023 at 11:09

Tito, creo que es EEUU el país con mayor dedicación a armas del mundo. Pero es que no sólo en hard power es líder, también en soft. A los liberales no les parece mal porque están seguros de que son los buenos, como en las películas del Oeste. Además les sale a cuenta.

Responder
Daniel 12 de junio de 2023 at 04:07

No pienso que el problema sea el libre mercado, sino precisamente la falta del mismo. Pero no es un sentido tradicional, sino más bien en un sentido de cultura empresarial.

Me explico: Si el estado define los roles que deben de tener los directivos de las empresas y les otorga privilegios excesivos de organización, respecto a otros integrantes de la empresa, es natural que se den desequilibrios.

Los directivos pueden decidir sus salarios, de manera que su remuneración deja a atender a criterios de mercado (de cuanto valen sus habilidades) y pasan a depender del puro caciquismo de: Aquí mando yo.

Asi mismo, si su capaz de gestión no permite una mayor productividad en algunos sectores de la empresa, dado que tiene el privilegio de ser el cesador en la empresa, decide eliminar en reestructuraciones aquellas partes que (EL) no consigue rentabilizar.

Sin embargo si pudiera ser despedido por los empleados por ineficiente, muchas reestructuraciones no llegarían a ser necesarias.

Que aveces hablamos de productividad, como si solo dependiera del sector o de los trabajadores, siendo que el equipo directivo tiene una enorme responsabilidad y efecto en la misma.

Obviamente unas estructuras productivas como estas deriban lógicamente en desiguldad, precariedad, etc… Porque vienen diseñadas legal y culturalmente así. Aunque no sea en absoluto necesario, y mucho menos lo más eficiente.

Responder

Dejar un comentario